Usos sexuales curiosos del mundo

En nuestro anterior artículo del Blog de Eromasaje.com recogíamos algunas de las costumbres sexuales más curiosas del mundo. En aquel artículo hablábamos de culturas en las que era habitual prestarse la pareja, en las que practicar sexo en el seno de la familia estaba a la orden del día y en las que el lesbianismo era una práctica ritual que precedía a la primera experiencia sexual con hombres. En esta ocasión queremos presentar otra serie de costumbres sexuales curiosas del mundo.

Normalización del BDSM

La coalición formada entre ritual sexual y dolor físico es algo propio de las prácticas BDSM, pero no ha nacido con ellas. Hay muchas tribus del Amazonas en las que los rituales sexuales implican dolor corporal. Hay tribus de la Amazonía de Brasil, Bolivia, Paraguay o Guayana que han incluido tradicionalmente en sus rituales prácticas consistentes en punzar, cortar y tatuar los penes para, con ello, satisfacer a más compañeras sexuales y conseguirlas.

Algo parecido a esto es lo que hacen los hombres de la tribu mardudjara (Australia). Los mardudjara tiene una extraña costumbre sexual que sirve como rito de iniciación a la vida adulta: la de arrancarse un diente frontal, cortarse el prepucio y, posteriormente, comérselo.

Rechazo de la virginidad

Nuestra cultura ha tendido a lo largo de los siglos a valorar como algo positivo la virginidad femenina. La mujer debía llegar virgen al matrimonio. Judíos, católicos, musulmanes, gitanos… todos hemos valorado la virginidad femenina como un valor positivo. Pero no todas las culturas del mundo han actuado del mismo modo respecto a la virginidad femenina. Veamos un ejemplo en el que la percepción sobre la virginidad femenina es radicalmente diferente a la que nosotros tenemos sobre ella.

Guam es una pequeña isla situada en el Pacífico occidental. En Guam, al igual que en otras pequeñas islas del Pacífico, no se ve con buenos ojos que las mujeres lleguen vírgenes al matrimonio. Según las costumbres sexuales de estas culturas, lo deseable es que las mujeres lleguen al matrimonio con la mayor experiencia posible. Será con una contrastada experiencia sexual a sus espaldas como puedan enfrentarse a la tarea de satisfacer completamente a su pareja.

A falta de pan…

Para los sakalave de Madagascar no hay nada más ridículo que declararse y comportarse de una manera exclusivamente heterosexual. ¿Para qué estrechar el abanico de posibilidades de disfrutar del propio cuerpo? Algo semejante a esto deben pensar los miembros de algunas tribus de Tahití. Quizás ellos no saben lo que significan las siglas LGTB, pero sí han contado tradicionalmente con la figura del mahu o rae rae. El mahu sería algo así como un homosexual que se comporta y viste como una mujer. Es decir: una especie de travestido con el que los hombres de Tahití, en caso de aprieto y pese a declararse heterosexuales, mantienen relaciones sexuales.

Esta extraña costumbre sexual (la de acostarse con personas del “tercer género”) para aliviar calentones o necesidades sexuales no es exclusiva de Tahití. Los fakaeliti de Tonga y los fa’afafine de Samoa cumplen funciones similares a las desempeñadas por los rae rae.

Esa antigualla de la fidelidad

“¿Prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad…?”, dicen los sacerdotes al oficiar el sacramento del matrimonio en el ritual católico. “Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente”, establece el artículo 68 del Código Civil. Tanto en un caso como en el otro, tanto en la unión matrimonial religiosa como en la unión civil, la fidelidad como sustento básico del matrimonio adquiere una importancia capital. Pero… ¿es esto así para todas las culturas? No. Veamos algunos ejemplos de lugares y culturas del mundo en el que la fidelidad hacia la pareja queda muy, pero que muy relativizada:

  • Nepal. En determinadas zonas del Nepal se practica la poliandria o poligamia femenina. Es decir: una mujer puede tener varios maridos. Esta costumbre sexual se da también en ciertas zonas del Tíbet y está muy arraigada entre los cingaleses de Sri Lanka. En este caso, la poliandria es una poliandria de tipo fraternal. Según ésta, una mujer puede casarse con varios hombres que son hermanos entre sí.
  • En territorios de Afganistán, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Gabón, Gambia, India, Indonesia, Irak, Irán, Jordania, Kuwait, Senegal, Sierra Leona y otros países se acepta la poligamia.
  • En algunas zonas mormonas de Canadá y Estados Unidos se acepta la poligamia.

Zoofilia consentida

Se la pueda considerar perversión o no, lo cierto es que la zoofilia existe. Y lo cierto, también, es que en algunos países es legal y llega a ser considerada una práctica normal. Uno de esos países es el Líbano. En el Líbano es posible mantener relaciones sexuales con animales. Eso sí: para que estén permitidas, las relaciones sexuales zoofílicas deben mantenerse con animales hembras. En caso de mantener dichas relaciones con animales machos, el castigo puede llegar a ser ¡hasta de pena de muerte!

En algunas tribus de África, por su parte, mantienen una curiosa costumbre sexual. Bosquimanos y yorbas, por ejemplo, establecen una relación directa entre la habilidad que un cazador muestra a la hora de cazar con la habilidad que dicho cazador muestra a la hora de practicar sexo. Es para incrementar la primera (es decir, para ser mejor cazador) para lo que se permite que el cazador mantenga relaciones sexuales con su primer antílope.

Costumbres restrictivas

Las costumbres sexuales de otros países y culturas no siempre nos sorprenden por su carácter libérrimo. A veces también lo hacen por todo lo contrario; o sea: por parecernos especialmente anticuadas, restrictivas o puritanas. Por ejemplo, si tenemos una relación más o menos fluida con la desnudez, nos puede chocar que haya países y culturas en la que la visión de la desnudez esté completamente vedada y castigada. En Arabia Saudí y en Bahrein, por ejemplo, los exámenes ginecológicos no se realizan de una manera directa, sino a través del reflejo de los genitales en un espejo. Y en las islas Célebes, en Indonesia, pocos actos resultan tan atrevidos como el de mostrar una rodilla. La rodilla es para el natural de las islas Célebes lo que el pie para el chino tradicional: un oscuro objeto del deseo, puro fetiche.

Otra costumbre sexual extranjera que nos puede resultar extraña por pacata y restrictiva es la de no poder besarse en público. A nosotros, occidentales que llegamos a convertir en icono El beso, la famosa fotografía que el fotógrafo francés Robert Doisneau tomara frente al Ayuntamiento de París, nos puede sonar extraño que las parejas no puedan besarse en los parques ni avenidas de la ciudad, que no puedan expresar y exteriorizar sus sentimientos mutuos regalándose la maravilla de un beso. Pero lo cierto es que en varios países asiáticos está prohibido y muy mal visto el besarse en público. En algunas culturas, incluso, el beso es considerado un acto “asqueroso”. Eso es lo que sucede, precisamente, en la tribu amazónica yanomami. Una mujer yanomami no dejará nunca que su pareja le bese en la boca. Una mujer yanomami, pues, sentiría verdaderas arcadas contemplando algunos de esos besos de cine (el de Di Caprio y Winslet Titanic, el de Bogart y Bergman en Casablanca, el de Gere y Roberts en Pretty Woman, el de Gable a Leigh en Lo que el viento se llevó, el de Lancaster y Kerr en De aquí a la eternidad…) que han emocionado a varias generaciones de espectadores occidentales. Y es que por eso el mundo es mundo: porque, como decía la canción, cada quien es cada cual. También (y sobre todo) en las costumbres sexuales. Si no… ¿a qué viene que las leyes estonias prohíban jugar al ajedrez durante el acto sexual?