Besar los genitales
Los besos en los genitales o, directamente, el sexo oral, es una de las pocas prácticas sobre las que el Kama Sutra ofrece poca utilidad para el hombre contemporáneo y heterosexual. Según los textos de Vatsyayana, la felación era llevada a cabo normalmente por eunucos (hombres castrados) disfrazados de mujeres o haciéndose pasar por masajistas. También es realizada por hombres de castas inferiores y por mujeres de la casta más baja.
El cunnilingus, por su parte, merece tan sólo un breve párrafo por parte de Vatsyayana. Él mismo especifica en algún párrafo que no está muy entusiasmado con esa práctica, pero reconoce, al mismo tiempo, que es practicada entre mujeres en el seno del harén y que hay hombres también que lo practican con la mujer. Su instrucción al respecto es breve: si se hace, debe hacerse del mismo modo que cuando se besa en la boca. ¿Demasiado limitado se muestra Vatasyayana, verdad? En nuestra cultura, en este aspecto, hemos llegado a mayores niveles de sabiduría.
Uno de los más excitantes modos de iniciar una sesión de sexo oral tanto para mujeres como para hombres es empezar a lamer, besar o morder de una manera lúdica la zona genital. Como si se tratara de un juego. Masajear a tu pareja ligeramente los muslos y las nalgas está bien. Besar esas nalgas mientras se arañan con suavidad también, en especial si los besos avanzan poco a poco y como a tientas hacia la zona propiamente genital.
Un sencillo ritual en honor de tu pareja
Arrodíllate delante de tu pareja, apoyándoos ambos en algún confortable asiento. Es importante que podáis relajar vuestras piernas y que, al mismo tiempo, permitáis que vuestros cuerpos se muestren y ofrezcan el uno al otro.
En la tradición hindú, es habitual contemplar cómo se ofrecen regalos de flores o incienso tanto al pene como a la vagina. Un regalo que podéis ofreceros en este instante puede ser algo tan sencillo como una tira de seda suave para envolver alrededor del pene o como pequeñas flores con las que adornar los alrededores de la vagina. Si esa zona no está depilada, el contraste de las flores con el vello púbico puede resultar muy sugerente y, por qué no decirlo, espiritualmente elegante. Esta ofrenda debe realizarse sin intentar que esos órganos a los que se está honrando despierten “buscando guerra”. Los genitales, órganos de la creación, principio de toda vida, Shiva y Shakti, son adorados por ser los responsables de tu llegada al mundo, de la llegada al mundo de todos tus antepasados. Honrando a esos genitales los honras a ellos y también a la humanidad entera.
Toca ahora a tu pareja con cuidado, teniendo presente que lo que estás buscando no es el despertar de esos genitales, sino su examen, reconocimiento y, en cierto modo, adoración.
Para ello debes mirar con tranquilidad los genitales de tu pareja. Si es una mujer, abre los labios externos suavemente con los dedos y mira de cerca cómo es esa vagina, cómo se forman los labios, cómo es la abertura de la vagina, dónde se haya la uretra, examina con tranquilidad el clítoris. Si, por el contrario, tu pareja es un hombre, coge sus testículos suavemente, sopésalos, siente cómo, al cogerlos, se contraen o mueven. Siente la suavidad de la piel del pene. Describe a tu pareja qué te gusta. Para finalizar este ritual de respeto y honra a los genitales, toca la frente de tu pareja, sus labios y, a continuación, exprésale cuánto honras esas partes de su anatomía que has estado examinando.
Besar la vagina
Los recientes avances en anatomía muestran cómo los genitales femeninos son más complejos de lo que en un principio se pensaba. En los órganos sexuales de la mujer no sólo existen las partes visibles (clítoris y vagina), sino que también existe una gran red de terminales nerviosas que conecta todo el monte de Venus con las partes anteriormente citadas y con el perineo y el ano. Los besos y lamidos por esta zona seguramente excitarán a la mujer, pero serán pocas las que puedan llegar al orgasmo simplemente gracias a estas acciones, aunque lamer, besar o incluso soplar por la zona perineal puede resultar muy excitante. Algunas mujeres disfrutan cuando le lamen y estimulan alrededor del ano. Si tu pareja disfruta de ese modo, es muy probable que pueda alcanzar el orgasmo si, al mismo tiempo que lames y estimulas esa zona, introduces algún dedo en su vagina o en su ano. Esa combinación suele resultar muy efectiva y son muchas las mujeres que literalmente se derriten de placer ante esa doble estimulación, bucal y digital, vaginal y anal.
No hace falta decir que la estimulación del clítoris con la lengua y los labios suele resultar muy placentera para muchas mujeres y el camino más rápido, casi una autopista, para llegar al orgasmo. Debes tener en cuenta, sin embargo, que para otras mujeres esta estimulación clitoriana puede resultar demasiado intensa. Si es así, el lamido debe resultar muy, muy suave.
El beso en el pene
Vatsyayana aconseja utilizar los dedos, los labios, la lengua y hasta los dientes para estimular el pene. Hay hombres que disfrutan con una mamada vigorosa, en la que, incluso, se le llegue a morder el pene y los testículos. Otros, por el contrario, son extremadamente sensibles, y prefieren que esas manipulaciones se realicen de forma suave, con movimientos lentos y suaves de la boca en la polla. Que la lengua vaya realizando dibujitos desde la base del pene, en círculo y alrededor de él, hasta llegar al prepucio, puede resultar muy excitante. Si puedes meterte la mayor parte del pene de tu pareja en la boca, intenta que su punta se frote contra el velo de tu paladar y chupa y lame alternativamente, succionando algunas veces, otras simplemente paseando la lengua por él.
Rodeando la base del pene con los dedos pulgar e índice cumples dos cometidos muy importantes: por un lado, mantienes la erección; por el otro, controlas en qué medida tu pareja se mueve en tu boca y, hasta cierto punto, puedes controlar ese punto de no retorno que le llevará a eyacular gozosamente.
Hay muchos hombres que disfrutan con el hecho de que sus testículos sean besados, aspirados y lamidos, aunque cada persona es diferente. Raro será encontrar un hombre a quien no le gusten esas caricias bucales en los testículos, pero, en todo caso, pregunta a tu pareja si es una de esas personas. Pregunta también, si es tu deseo realizarlo, si se siente cómodo si le lames o tocas el área anal. Si introduces tu dedo en su ano y llegas hasta una pulgada y media hacia la base del pene, estarás estimulando su próstata. Y prepárate, porque su orgasmo no tardará en llegar. El punto G masculino anda por ahí y su estimulación es eyaculatoriamente muy efectiva.