El sexo ecológico

Lo hemos dicho y resaltado en más de una ocasión: el modo de vivir lo sexual es algo íntimo e intransferible. La vieja dicotomía entre heterosexualidad y homosexualidad no sirve hoy en día para catalogar las múltiples maneras de entender la sexualidad que se dan en el seno de la sociedad. Hoy en día podemos hablar de bisexuales, pansexuales, demisexuales, lithsexuales, autosexuales, antrosexuales, polisexuales, asexuales… Una de las últimas identidades sexuales en ser nombradas ha sido la ecosexualidad.

Las responsables del nacimiento del concepto de ecosexualidad son Annie Sprinkle y Elizabeth Stephens, artistas que, en su Love Art Laboratory, hablaron de ella hace ya una década. Fue en 2011 cuando estas dos mujeres redactaron lo que se conoce como el Manifiesto Ecosexual. En dicho manifiesto, Sprinkle y Stephens destacaban: “somos acuófilos, terrófilos, pirófilos y aerófilos. Abrazamos los árboles sin pudor, masajeamos la tierra con los pies y hablamos eróticamente a las plantas. Nadamos desnudos, somos adoradores del sol y observadores de las estrellas. Acariciamos las rocas, disfrutamos de las cascadas y a menudo admiramos las curvas de la Tierra. Hacemos el amor a la Tierra con nuestros sentidos. Celebramos nuestro punto E. Somos muy guarros”.

Annie Sprinkle y Elizabeth Stephens fueron las primeras en detallar los perfiles de una identidad sexual que tiene mucho de activismo ecologista y que empuja a hombres y mujeres a casarse con elementos de la naturaleza como pueden ser la tierra, el sol, la nieve, el agua, el mar, el cielo…

La propuesta de estas dos mujeres se fundamenta en la conexión sensorial con dichos elementos naturales, pero puede llegar también hasta la conexión física. Después de todo, la ecosexualidad o sexo ecológico consiste fundamentalmente en mantener relaciones con los cinco sentidos (pueden ser sexuales o no, genitales o no) en plena naturaleza o con ella.

Activismo ecologista

Tras esta identidad sexual se agita un marcado sentido del compromiso con el medio ambiente y la naturaleza. Los ecosexuales insisten en la importancia de ayudar a la sostenibilidad del medio ambiente y en fomentar la acción global en defensa de la naturaleza. Un caso extremo de esta fusión entre sexualidad y ecosistema serían los vídeos y películas porno grabadas por los activistas de la asociación Fuck For Forest (FFF). Las películas grabadas por los miembros de FFF están todas rodadas en entornos naturales. La intención de FFF es que las prácticas sexuales genitales rodadas al aire libre y en mitad de un entorno natural actúen como acto reivindicativo para llamar la atención sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.

Para practicar el sexo ecológico hay que recordar muchas de las enseñanzas proporcionadas por el Tantra y recordar que estamos dotados de cinco sentidos. Potenciar al máximo esos cinco sentidos es fundamental para poder disfrutar del placer sensitivo que puede proporcionarnos nuestro “matrimonio con la naturaleza”.

Por ejemplo, se podrá acariciar la hierba, oler su fragancia y saborear alguna brizna de ella.

Acariciar la corteza de los árboles y oler su aroma al abrazarlos puede considerarse, también, una práctica ecosexual como pueden serlo el saborear flores (hay cocineros galardonados con premios internacionales que las incluyen en su oferta gastronómica), el bañarse desnudos en ríos y mares, el correr o pasear por un maizal o el experimentar con el tacto, el aroma y el sabor de frutas como la papaya, el higo, la fresa, el melón, la sandía, el kiwi, etc. Hundir los dedos en estas frutas, olerlas, saborearlas o estimular con ellas los genitales podrían ser, entre otras, algunas de las acciones que podría realizar un ecosexual.

La Guía Ecosexual de Greenpeace

Los seguidores de la ecosexualidad sostienen que, al hacer el amor en la intimidad del hogar, la pareja ecosexual puede, también, hacer un trío amoroso con el planeta. ¿Cómo? Greenpeace propone una serie de ideas en su Guía ecosexual. Algunas de esas ideas son las siguientes:

  • – Apagar la luz mientras se hace el amor o hacerlo a la luz de las velas puede ser una buena opción para cuidar del medio ambiente mientras se disfruta del sexo.
  • – Ducharse en pareja. ¿Qué mejor manera de ahorrar agua y fomentar el erotismo entre la pareja?
  • – No consumas afrodisíacos químicos; consume afrodisíacos naturales. El ginseng, las fresas, las ostras, ya sabes…
  • – Intenta mantener una dieta vegana. ¿Por qué? El dejar de comer huevos, carne y lácteos te permitirá no sólo cuidar del planeta. También mejorará tu circulación, lo que garantizará un mayor flujo sanguíneo a tus genitales. Ese mayor flujo sanguíneo dotará a esos genitales de una mayor sensibilidad y, por lo tanto, les permitirá gozar mucho más durante las relaciones eróticas.
  • – Reciclar materiales para hacer regalos románticos.
  • – Utilizar lubricantes con base al agua.
  • – Desechar juguetes sexuales de PVC o vinilo y escoger preferentemente aquéllos que estén hechos de caucho o látex.