Uso ritual tántrico para aumentar la conciencia del otro

Los ritos y ceremonias del Tantra pueden convertirse en algo muy importante de tu vida de pareja. Esos ritos, compartidos con tu media naranja o con tu socio de cama, pueden hacer que el sentido sagrado de tu vida aumente. Tener conciencia de esa sacralidad te permitirá traspasar las fronteras de la costumbre, insuflar un aire fresco a tu vida y, por encima de todo, vivir tu sexualidad de una manera más completa e intensa.

Ya hemos visto la importancia que posee la creación de un espacio único y precioso. Ya sabes que el baño puede convertirse en un ritual lleno de sensualidad. Ya sabes también que esa sensualidad puede aplicarse con esmero y cariño a un masaje erótico mutuo. Y sabes también que ese masaje, realizado a conciencia y con intencionalidad sensual, tiene efectos directos y beneficiosos sobre tu libido y la de tu pareja. Todo eso lo sabes, sí. Ahora vamos a dar un paso más allá. Ahora vamos a ver cómo tú y tu pareja podéis comenzar a experimentar.

Un ritual para lograr cercanía

Colócate, junto a tu compañera, en ese espacio íntimo y hermoso que habéis decidido reservar para vuestros rituales y meditaciones tántricas. Sentaos, el uno frene al otro, con las piernas cruzadas, acercando vuestras rodillas casi hasta el tocamiento. Miraos el uno al otro durante varios minutos y sin tocaros. Fijaos detenidamente en vuestros ojos, en vuestro cabello, en vuestro cuerpo, en la ropa o las joyas que posiblemente llevéis puestas. Comprobad qué hermosos sois el uno para el otro.

Cuando llevéis varios minutos mirándoos así, concentrad vuestra mirada en la parte izquierda de vuestra pareja. Mezclad vuestros alientos. Acompasad vuestras respiraciones. Sentid cómo el aire penetra hasta las profundidades más hondas de vuestros pulmones. Servíos de vuestros abdómenes para inhalar y expulsar el aire. Respirad con la tripa.

Después de hacer esto durante varios minutos, elevad vuestras manos al nivel de los hombros y, con las palmas hacia fuera, tocaos el uno al otro. Pegad vuestras palmas. Pensad en vuestras energías como una corriente que fluye entre vosotros. Puede que notes un gran calor en tus manos y en las de tu pareja. Hasta puede ser que este simple contacto os excite sexualmente.

Intentad, durante un rato, prescindir de él. Ya llegará a su momento el tiempo de la excitación y el delirio. De momento, concentraos en este ritual de acercamiento hacia una mayor intimidad. El follar no es garantía de ella.

Para finalizar el ritual tántrico, retiraos suavemente el uno del otro mientras seguís mirándoos, concentradamente, el ojo izquierdo. Juntad vuestras manos sobre el pecho, en actitud de oración y saludo, e inclinaos el uno ante el otro. Que la mujer diga: “tú eres mi Shiva”. Que el hombre susurre: “tú eres mi Shakti”.

Cuando hayáis hecho esto, habréis honrado al dios y a la diosa que habita en cada uno de vosotros.

Que esto no te parezca simple o ridículo. Piensa que lo que estás tratando de lograr es una verdadera intimidad, una relación que trascienda lo meramente humano (el polvo rápido, el desahogo de una sexualidad en ebullición, la calentura de un momento) para rozar las lindes de lo divino. Que las energías físicas y mentales fluyan entre los miembros de la pareja es la garantía de una intimidad enriquecedora y muy satisfactoria. Ése es el objetivo principal del Tantra y ése el fin de los ejercicios que vamos a recomendarte.

Ejercicios del Tantra

No vamos a marcarte un tiempo determinado ni te vamos a imponer la dictadura del reloj. Eso no vamos a hacerlo, no. Lo que sí vamos a hacer, y esperamos que lo tengas muy en cuenta, es aconsejarte algo: si quieres que el amor que construyes día a día con tu pareja se vuelva más rico y sólido, tómate cuanto más tiempo mejor para compartirlo con ella y para llevar a la práctica los ejercicios que a continuación vamos a proponerte.

El primero de ello, fundamental, hace hincapié en la importancia y en la necesidad de controlar convenientemente la respiración. Piensa que la respiración no sólo nos mantiene vivos (suele afirmarse que dejar de respirar no es muy bueno que se diga) sino que también nos conecta de una manera directa con nuestra sexualidad. La manera de respirar afecta a cómo, cuándo y con qué intensidad llega el orgasmo. Cuanto más profunda y más plenamente respiramos, más vivos estamos. Ser conscientes de nuestra respiración durante el acto sexual nos permite concentrarnos en él, no distraernos, no dejarnos llevar por estímulos ajenos a ese propio acto. Un estímulo negativo puede arruinar el polvo de nuestra vida. Y el polvo de nuestra vida no sabemos cuándo puede llegarnos. Por eso es importante estar alerta. Por eso es importante concentrarse y modular algo tan vital como la respiración.

Para ejercitarte en ese control, túmbate en un lugar cálido y confortable en el que no se te moleste. Ese lugar no debería ser tu cama.

Cierra los ojos y respira profundamente mientras vas tomando conciencia de cada parte de tu cuerpo. Piensa, por ejemplo, en tus pies. Respira y piensa en que el aire que inspira va directamente a las células de tus pies. Ve haciendo lo mismo con cada parte de tu cuerpo. Piensa, así, cómo el oxígeno que respiras va llegando a cada célula.

Ve haciendo más profunda tu respiración. Procura que tu abdomen intervenga en las inspiraciones.

Imagina que escuchas la respiración de otra persona cerca de ti y que esa respiración se sincroniza con la tuya.

Continua con esa respiración profunda y visualiza a la otra persona mientras piensa que esa persona va soplando alternativamente sobre tu cuerpo aire frío y caliente.

Cuando vuelvas a estar con tu socio sexual, piensa en cómo te sentías realizando este ejercicio. El pensar en esos instantes de relax te ayudará para realizar el próximo ejercicio.