¿Existe o no el punto G?

Fue en 1940 cuando el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg empezó a teorizar sobre la existencia de un área especialmente erógena de los genitales femeninos. Dicha área se encontraba, dentro de la vagina de la mujer, justo detrás del pubis y alrededor de la uretra. Años después, en 1981, una enfermera, Beverly Whipple, realizó una serie de conferencias en las que hablaba de los orgasmos femeninos y de la intervención en ellos de las diversas zonas de la genitalidad femenina. Fue a partir de este momento cuando se empezaron a elaborar teorías sobre la existencia o no de esa área especialmente erógena y a la que se dio, en honor del doctor Gräfenberg, el nombre de punto G.

Hay sexólogos e investigadores, como el italiano Emmanuele Jannini, que apuestan por la existencia del punto G pero no en todas las mujeres. Las que lo poseen, teorizaba Jannini en 2008, pueden experimentar el llamado orgasmo vaginal. Tras las teorías de Jannini, hay autores que han apostado, más que por defender la existencia del punto G, por subrayar la existencia de una especie de eje entre la vagina y el clítoris. La estimulación de dicho eje, apuntan dichos autores, podía conducir a la mujer al orgasmo.

Jannini, lejos de arredrarse ante las diferentes teorías que han ido surgiendo con los años y que han negado la existencia del punto G, publicó en 2014 un artículo en el que defendía la existencia de éste entendiéndolo no tanto como un punto exacto y concreto sino como algo así como un conjunto de órganos. A este conjunto de órganos, cuya correcta estimulación durante la penetración puede llevar a la mujer al orgasmo, Jannini le dio el nombre de Complejo Clitouretrovaginal (CUV). La propuesta de Jannini fue duramente criticada por algunos sectores de la comunidad científica. Según ellos, no existían evidencias científicas suficientes como para sostener la existencia del CUV “a nivel fisiológico, anatómico y embriológico”.

Posiciones para estimular el punto G

Nosotros, en Eromasaje.com, no vamos a entrar en ese debate. Después de todo, ni tenemos medios técnicos para demostrar la existencia o no del punto G, ni conocimientos anatómicos suficientes como para opinar al respecto o elaborar teoría alguna. Lo que sí sabemos es que son muchas las mujeres que, con mayor o menor intensidad, experimentan placer cuando dicha zona es estimulada convenientemente. Siendo así, vamos a utilizar por comodidad el concepto de punto G para señalar esa zona precisa de la anatomía femenina y lo vamos a utilizar también a la hora de recomendar una serie de posturas eróticas que favorecen y facilitan la estimulación de esa zona genital femenina.

Una postura erótica para estimular el punto G lo es porque facilita el que el pene, en el acto de la penetración, incida sobre esa zona especialmente erógena que está ubicada en el interior de la vagina, en la pared frontal, a una distancia de entre 5 y 8 centímetros de la entrada vaginal, y que, según apuntan los sexólogos, es una zona un tanto rugosa similar a la superficie de una nuez.

De entre todas las posturas existentes en el Kama Sutra hay varias que facilitan especialmente la estimulación del punto G. Entre esas posturas eróticas idóneas para estimular el punto G queremos destacar las siguientes:

  • La vaquera o amazona. Para realizar esta postura para estimular el punto G el hombre debe tumbarse boca arriba en una superficie plana. Una vez colocado así, la mujer se sentará sobre él, de frente y ligeramente arrodillada. Colocada así, la mujer parece que esté cabalgando sobre el hombre. Por eso esta postura sexual para estimular el punto G recibe el nombre de la amazona o la vaquera.
  • El perrito. Esta postura, muy atractiva para el hombre puesto que simboliza, de alguna manera, su control absoluto del acto sexual, es una de las posturas recomendadas para estimular el punto G. Para llevarla a cabo, la mujer debe colocarse sobre una superficie plana y a cuatro patas (es decir: apoyándose en el suelo sobre sus manos y sus rodillas). Colocada así, el hombre se ubicará tras ella, semiarrodillado, para realizar la penetración. Como hemos indicado anteriormente, esta postura para estimular el punto G es una postura en la que el hombre tiene el control de lo que se está haciendo. No en vano, es él quien decide no solo el grado de penetración, sino también el ritmo y el movimiento. Agarrarse a las caderas de la mujer facilita al hombre el control de los movimientos. Una de las grandes ventajas de la postura del perrito respecto a otras posturas es que el hombre, al penetrar desde atrás, puede optar por utilizar una de sus manos para, con ella, estimular el clítoris de la mujer, aumentando de ese modo su grado de excitación y, con ello, la posibilidad de alcanzar el orgasmo y de que éste sea más intenso.
  • La catapulta. Para practicar esta postura para estimular el punto G es necesario que la mujer se tumbe boca arriba y, colocando una almohada o cojín bajo sus nalgas, eleve la pelvis para, de ese modo, facilitar la penetración a su pareja. Una vez colocada así, el hombre elevará y sujetará las piernas de la mujer, y la penetrará de frente. En esta postura erótica para estimular el punto G, al igual que en la anterior, es el hombre quien controla la situación, aunque en ésta, ciertamente, la mujer también puede actuar. Para hacerlo, basta con que use sus piernas para regular la intensidad del acto.
  • El ventilador. La postura del ventilador es, también, una de las más populares posturas eróticas en las que la penetración se realiza desde atrás. Para realizar esta postura idónea para estimular el punto G hombre y mujer deben estar de pie. Ella, sin embargo, debe reclinarse y apoyarse sobre alguna superficie plana. Una mesa, una encimera, un mueble, una lavadora… son varios los objetos que pueden servir para facilitar la ejecución de esta postura del Kama Sutra para estimular el punto G. Una vez colocada así, la mujer debe arquear ligeramente la espalda hacia arriba y el hombre, de pie y colocado tras ella, la debe penetrar escogiendo en todo momento tanto el grado de penetración como los ritmos escogidos para practicar la misma.
  • La montaña mágica. Con este nombre se conoce una postura para estimular el punto G que, de alguna manera, es una variación de la postura del perrito. En esta ocasión, sin embargo, la mujer se sirve de algunas almohadas para, colocándolas bajo sus codos y abrazándose a ellas, estar más cómoda. Una vez colocada así, el hombre la penetrará desde atrás (como vemos, son varias las posturas para estimular el punto G que se basan en la penetración desde atrás) recostando su pecho sobre la espalda de ella. Al igual que sucedía con la postura del perrito, el hombre puede usar alguna de sus manos para, con ella, estimular el clítoris de la mujer.

Esperamos que la práctica de estas cinco posturas eróticas para estimular el punto G os proporcione muchos momentos de placer compartido.