Las bolas tailandesas, llamadas también cadenas anales, se parecen mucho a un rosario de perlas. Una serie de bolas están conectadas por un hilo que, al final de unos de sus extremos, tiene una anilla para poder tirar fácilmente de ese cordón. Estas bolas tailandesas prestan un interesante juego anal, pues permiten la estimulación de muchas partes sensibles del canal anal. Las contracciones que el esfínter realiza cuando el cordón y las bolas pasan por él son, para muchos hombres, algo sumamente excitante. Otros encuentran excitante, directamente, la estimulación de la próstata. Para la mayoría, sin embargo, el sacar lentamente las bolas del ano llegado el momento del orgasmo es un método infalible para intensificar el orgasmo y volverlo una experiencia inolvidable.

Sin duda alguna, una de las prevenciones más grandes que los neófitos y los no iniciados tienen a la hora de plantearse iniciarse o no en el juego anal se fundamenta en el hecho de que el orificio con el que se juega es el mismo que se utiliza para hacer de vientre. El miedo a entrar en contacto con las heces y la preocupación de sentir la necesidad de defecar en mitad del juego son muy reales. Por eso ducharse antes de iniciar una sesión de juego anal como es la estimulación de la próstata es fundamental y, al mismo tiempo, excitante. Hay que pensar que las heces no están ahí, a flor de ano, sino que se alojan en el recto, mucho más allá del espacio que va a ser el protagonista del juego. La opción de ponerse un guante de látex y mucho lubricante es, también, válida. También la de utilizar un enema para realizar una completa ducha anal.

Antes de proceder a introducir nada en el ano hay que tener en cuenta las siguientes prevenciones:

  • -La pareja debe tener las uñas perfectamente cortadas. Hay que evitar que las uñas dañen cualquier parte del revestimiento sensible de su ano. Un guante de látex es, también, una buena opción si se tienen padrastros.
  • -Asegurarse que las bolas tailandesas que van a introducirse no tienen ningún reborde abrasivo. Si las bolas son de una buena marca, no hay que preocuparse de este aspecto. Esas marcas de primera línea elaboran juguetes eróticos de altísima calidad, contrastada por los más rigurosos controles.
  • -Hay que asegurarse, también, de que el cable de las bolas tailandesas es lo suficientemente resistente y que no va a romperse dejando alguna bola dentro del ano.

La próstata, al ser estimulada, se inflama. Cuanto mayor es su excitación, más fácil es de localizar.

Una buena postura para este tipo de juego es tumbarse de espalda, con las rodillas dobladas y el compañero sentado entre las piernas.

Una vez colocado así, sería muy apropiado que el compañero realizara un estimulante y concienzudo masaje del perineo y el ano. Para la persona que es estimulada una suave caricia con las yemas de los dedos resulta muy placentero. Con un dedo lubricado, pueden realizarse circulitos alrededor del ano para, posteriormente, presionar rítmicamente sobre él, como si se estuviera llamando al timbre de una puerta. En cierto modo, es eso lo que se está haciendo, esperar que esa puerta se abra. Esas caricias en esta zona tan llena de terminaciones nerviosas está ayudando a relajar el esfínter anal.

Es conveniente, en este instante del juego en especial, respirar profundamente. Cuando el dedo de tu pareja esté preparado para introducirse en tu ano debes respirar hondo y, al expirar, hacer fuerza como si intentaras evacuar mientras tu pareja empuja e introduce el dedo dentro de ti. Es posible que, teniendo el dedo dentro de ti, deseéis tomaros unos instantes de descanso. Eso, seguramente, te irá bien para acostumbrarte a sentir la presencia del dedo de tu pareja dentro de ti. Si en algún momento sientes dolor, hay que parar. Tratar de relajarse, añadir más lubricación y empezar de nuevo.

Una vez habituado a la presencia del dedo dentro del ano, ha llegado el momento de localizar la próstata. Aproximadamente a unos cinco centímetros de la entrada, tu pareja encontrará una especie de nuez. Será entonces cuando deba tocar esa nuez de una manera especial, haciendo un movimiento con el dedo como de decir “ven acá”. Puede ser que sientas que tienes que ir al baño, pero relájate. Es normal sentir esa sensación. Después de todo, lo natural es que el recto intente expulsar lo que hay dentro de él. Esa sensación disminuirá conforme te vayas relajando.

Las bolas tailandesas

Cuando tu pareja lleve un buen rato estimulando tu próstata con el dedo podrá retirarlo. Ahora, ya, tu cuerpo está listo para recibir la maravillosa visita de las bolas tailandesas. Tras embadurnar las bolas con una buena cantidad de lubricante, tu pareja puede comenzar a introducir dentro de tu culo las más pequeñas. Cuando estés listo, pide que te meta otra bola. Y otra. Ve pidiendo hasta que creas que tienes suficiente. Cuando sea así, tu pareja puede tirar con suavidad de la anilla y sacar alguna de esas bolas, lentamente, para, después, volver a introducirlas.

Hacer eso al mismo tiempo que te acaricia el pene te irá llevando a la gloria. La masturbación, combinada con el masaje prostático, puede llevarte a un estallido de placer inigualable. Cuando ese momento llegue, cuando notes que estás a punto de correrte, díselo a tu pareja. Ella, entonces, deberá tirar de la anilla de las bolas tailandesas en línea recta. Cuando volváis a practicar (porque seguramente lo haréis, las prevenciones habrán quedado atrás y tu placer habrá sido grande), experimenta con el hecho de dejar las bolas dentro de tu ano mientras te dejas envolver con el orgasmo. Con el recuerdo de las dos experiencias, elige la que prefieras para gozar tus orgasmos.