Sexo seguro

Hablamos de sexo seguro cuando en el encuentro sexual no se intercambian fluidos corporales como el semen o la sangre. Una buena manera de evitar el riesgo de que se produzca ese intercambio de fluidos es utilizar en todo momento un preservativo. Nosotros, defensores a ultranza del derecho de las personas a gozar de su sexualidad, no contemplamos como válida la defensa que algunos grupos de influencia claramente religiosa hacen de la abstinencia sexual como método más seguro para evitar la transmisión de enfermedades. También la no ingesta de alimentos o líquidos podría ser un buen método para evitar una gastroenteritis y, sin embargo, a nadie en sus cabales se le ocurriría proponer el no comer o el no beber para evitar una posible infección viral.

Sí que recomendamos encarecidamente tomar medidas durante la práctica sexual. Y recomendaremos siempre practicar el sexo con cuidado, sobre todo cuando se realice con personas a las que apenas conocemos. El sexo dentro de la pareja monogámica de larga duración puede hacer que se relajen esas medidas preventivas. Eso es comprensible siempre que la fidelidad de la pareja sea absoluta (una canita al aire puede bastar para traer un virus prendido de los genitales) y siempre que se mantengan las medidas de higiene normales. En el resto de casos, para evitar problemas y estar tranquilos, lo mejor es tomar medidas preventivas y evitar prácticas de riesgo.

No debe existir ni existe riesgo en actividades tales como los besos, las caricias, la práctica del masaje, la masturbación mutua o el abrazo.

De bajo riesgo están catalogadas actividades tales como las relaciones sexuales anales o vaginales con preservativo, el cunnilingus, la felación, introducir los dedos en la vagina o el ano o el compartir juguetes sexuales (siempre que se haga tomando las medidas preventivas adecuadas).

Entre las actividades de alto riesgo, por su parte, encontramos actividades como el sexo anal o vaginal sin preservativo, el tragar semen si se tienen las encías doloridas o existen úlceras en la boca, la extracción de sangre en las sesiones de sadomasoquismo o las relaciones sexuales durante la menstruación.

Recomendaciones higiénicas

Independientemente de tener en cuenta el grado de riesgo de la actividad sexual que practiquemos, tenemos que tener en cuenta unas reglas básicas de higiene que deberán ser seguidas por todos y en cualquier situación si se desea mantener sexo seguro. Hay que tener en cuenta que hay infecciones menores que, aunque no graves, sí son incómodas, molestas, difíciles de curas y que son muy fáciles de pasar de una persona a otra. Para evitar estas infecciones u otras de mayor calado es importante que sigas los siguientes consejos:

  • -Ten siempre al alcance de la mano toallitas antibacterianas. Eso sí: ten presente que las toallitas no eliminan todas las bacterias.
  • -Recuerda que el contacto oral-anal puede hacer que se transmitan con relativa facilidad infecciones intestinales o que determinados parásitos vayan a parar donde no deben. Si has tenido los dedos en la vagina de alguien o si alguien ha eyaculado en tus manos es una buena idea lavárselas con agua caliente y jabón anti-bacterias, sobre todo si se van a tocar los ojos o los genitales de otra persona.
  • -Evita siempre que el semen pueda tocar tus ojos o los de tu pareja. La delicada membrana de los ojos puede facilitar la transmisión de enfermedades a través de ellas y el semen puede producir mucho escozor en los ojos.
  • -No coloques nunca los dedos o los juguetes eróticos en el ano de una mujer y, a continuación, en la vagina.
  • -No introduzcas los dedos en el ano o la vagina de tu pareja y, a continuación, en el tuyo.
  • -No compartas consoladores, vibradores o cualquier juguete sin limpiar o sin cambiar los condones que lo cubren. Lo ideal es poseer los propios juguetes, personales e intrasferibles.
  • -No realices sexo oral o beso negro sin bañaros o ducharos primero.

El condón

Los preservativos o condones están al alcance de cualquiera, en farmacias y en supermercados, en sex-shops y on line, en máquinas de vending y en centros de planificación familiar. El humilde condón, útil y creado tanto para hombres como para mujeres, si se utiliza correctamente es muy eficaz para prevenir el intercambio de semen y fluidos vaginales. O sea: el condón es el mejor aliado para mantener sexo seguro.

Los orígenes del condón se remontan por lo menos hasta el siglo XVII. No hace falta decir que los que se fabrican actualmente son mucho más cómodos y eficaces que los de intestino de oveja que el rey Carlos II utilizaba para evitar la sífilis. Su calidad y textura los convierte en casi una segunda piel. Finísimos y lubricados, el condón de hoy garantiza una mayor sensibilidad.

Es importante que uses los preservativos con cuidado. Hay que evitar que se produzcan roturas durante su uso. Una rotura echa por tierra su tarea profiláctica y los inutiliza como protectores. Nunca hay que usarlos con aceite de masaje o con un lubricante de base de aceite. Estos productos destruyen el látex del condón en pocos minutos.

Hay muchas variedades de condones disponibles en el mercado con todos los tamaños, formas y sabores. Fíjate antes de usarlos en su fecha de caducidad. En ocasiones somos demasiado optimistas sobre nuestra vida sexual y los condones se quedan ahí, en el cajón, y cuando vamos a echar mano de ellos resulta que caducaron. Hay que evitar eso. Lo ideal es usarlos regularmente y no darles tiempo a que se caduquen, pero siempre pueden venir las malas rachas. Si sucede esto, recuerda siempre que, al volver a buscar el bendito condón, debes fijarte en su fecha de caducidad. Un condón caducado es tan inseguro como un condón roto.

Pon algún lubricante con base de agua en el exterior del preservativo para mayor comodidad y placer mutuo. Algunos hombres sostienen que también encuentran más sensibilidad durante su uso si se coloca una pequeña cantidad de lubricante dentro de la punta del preservativo.

Después de abrir el paquete con cuidado, aprieta la punta del condón para evitar una burbuja de aire, lo que podría romper el preservativo durante las relaciones sexuales. Desenróllalo en la parte superior del pene erecto y hazlo rodar hacia abajo hasta que llegue a la base del pene.

Un condón demasiado flojo o demasiado apretado puede causar molestias a los dos miembros de la pareja. Busca el tamaño adecuado para ti y recuerda siempre que debe estar bien sujeto a la base del pene. Cuando lo saques de la vagina o el ano de tu pareja, sujétalo firmemente por la base para evitar que se derrame su contenido. A continuación, envuélvelo con papel higiénico y tíralo a la basura.