Análisis de la ira

En el Tantra no caben las emociones fuertes. La aflicción, el temor y la ira no tienen cabida en él. El Tantra implica un control sobre las propias emociones y todas esas emociones de las que hemos hablado son, en el fondo, fruto de la pérdida del propio control o, en su caso, del sentimiento de impotencia de quien se ve superado por una situación. Cualquier tipo de emoción negativa nos aleja de nuestra estabilidad emocional y de nuestro centro, de ese centro que siempre intentamos perseguir con el Tantra. Saber encauzar esas emociones es fundamental para alcanzar los objetivos que perseguimos con el Tantra. En este artículo vamos a dar las pautas a seguir para, mediante la respiración, controlar una de las emociones más fuertes y que puede llegar a ser más negativa: la ira.

La ira, como toda emoción, no es buena ni mala en sí. Bien encauzada, puede ser muy útil. Una ira bien encauzada puede servirnos para movilizar nuestra energía, para empujarnos a cambiar, para hacernos salir de un adormecimiento dañino, para impedir que seamos pisoteados, etc.

La ira, sin embargo, es una sensación profundamente desagradable. No en vano, la ira hace su aparición en un momento muy preciso: aquél en el que nuestros planes salen mal. El sentimiento de frustración, mal canalizado, puede conducirnos a ese arrebato de ira que no es sino una manera de revelarnos contra lo que, creemos, es una conspiración contra nosotros y nuestros deseos. Como sucede con tantas emociones, no es tanto la grandeza o la importancia real de lo que nos ha sucedido lo que provoca esas emociones como la imagen que tenemos en nuestro cerebro sobre lo que nos ha sucedido. Dicho de otra manera: no es tanto lo que pasa lo que provoca nuestra ira como lo que creemos que pasa.

Analizados los mecanismos mentales que se esconden tras el sentimiento de la ira y teniendo siempre presente que, en ocasiones, la ira puede conducirnos a una explosión de cólera descontrolada, hay que procurar encauzarla. ¿Cómo? Nosotros vamos a proponer aquí una solución: utilizar la respiración para aplacar ese ataque de ira y para evitar que se desmande.

Truco para aplacar la ira

Cuando popularmente se habla de cómo calmarse mediante la respiración suele decirse que la mejor manera de calmarse respirando es respirar profundo o, dicho de otro modo, respirar hondo. Pero respirar hondo, y eso hay que señalarlo cuanto antes, no sirve. Al inspirar profundamente, lo que hacemos es aumentar la presión interna de nuestros pulmones, aumentar su energía. ¿Cómo vamos a insuflar aire a algo que está a punto de estallar? Y nosotros, cuando estamos arrebatados por la ira, estamos precisamente así: a punto de estallar.

Si queremos aplacar la ira mediante la respiración debemos hacer precisamente lo contrario a inspirar. Es decir: debemos exhalar el aire fuertemente. Al hacerlo, estaremos liberándonos de la presión. Vaciar los pulmones de aire de manera decidida y con fuerza es la mejor manera de aplacar la ira mediante la respiración.

Para completar esta técnica respiratoria para aplacar la ira mediante la respiración debemos seguir los siguientes pasos:

  1. Cuando notes que estás al borde del ataque de ira (no digas que no lo sabes: todos hemos experimentado ira alguna vez y todos reconocemos los síntomas de su llegada) haz una fuerte y larga expulsión de aire. Al realizar esa expulsión, vacía completamente tus pulmones.
  2. No inspires hasta que el propio cuerpo no exija hacerlo.
  3. Una vez que el cuerpo te haya ordenado la inhalación de aire, vuelve a realizar una fuerte exhalación que, de nuevo, vacíe de aire tus pulmones. Cuando se haya vaciado, aguanta la respiración hasta que el cuerpo imponga, de nuevo, inhalar.

Si repites los pasos anteriores en distintas ocasiones, poco a poco irás notando cómo la presión que sentías, esa presión cada vez más intensa, que antes te parecía incontrolable y que conduce al ataque de ira, disminuye. Al hacerlo, te sentirás más tranquilo. Menos airado. Y podrás reemprender, de nuevo, el camino de Tantra asumiendo que las cosas no siempre son como nos parece que son, sino como las vemos. Asumiendo los principios del Tantra, veremos las cosas diferentes y disfrutaremos más de nuestra vida y de todo lo que hagamos en ella.