Aroma sensual

Un perfume puede tener un efecto profundo y decisivo en tu vida sexual. El aroma tiene el poder de excitar el deseo sexual tanto de hombres como de mujeres. La respuesta del organismo a la presencia y captación de un determinado perfume es una respuesta natural y directa que ya conocían los autores clásicos. Lo sabía Vatsyayana, autor del Kama Sutra, y lo sabía el jeque Nefzawi, autor de El jardín perfumado. Éste último hablaba, allá por el siglo XV, de cómo un perfume puede agitar la lujuria de su amante. El perfume, sostiene Nefzawi, hace que el amante se relaje y se entregue a su pareja sin inhibición alguna.

Un consejo que el jeque da a los lectores de El jardín perfumado es el de buscar un aroma especial que resulte sugerente para ambos miembros de la pareja y que se reserve única y exclusivamente para la cama. Esa reserva exclusiva de un olor determinado conseguirá una cosa: que esa fragancia se asocie a la intimidad y al amor. Esa asociación conseguirá que el amante que perciba la fragancia se excite con la primera bocanada, incluso antes de haber tenido la oportunidad de tocar o besar a la persona amada.

¿Qué perfume puede escogerse para perfumar las sábanas y usar en los momentos de lujuria y pasión? Lógicamente, la elección de un perfume determinado es algo muy personal que dependerá, en última instancia, de los gustos de cada cual. Sin embargo, hay un tipo de perfume que puede resultar muy apropiado para estos casos. El perfume que se podría recomendar sería un perfume audaz y provocativo, con notas picantes, amaderado y perteneciente a lo que, en el mundo de la perfumería, se conoce como familia olfativa oriental. El ámbar, el sándalo, la canela, el clavo de olor, la nuez moscada, el cedro… Cualquiera de estas notas olfativas sería muy apropiada para determinar el aroma de un perfume que debe inspirar, por encima de todo, imágenes de pasión.

Otra de las ideas que el jeque Nefzawi aporta a todos aquellos amantes que quieran servirse del uso de una fragancia para potenciar o estimular el deseo sexual es la de dejar al amante, cuando hay que separarse de él, una prenda de ropa interior impregnada del perfume que la pareja haya elegido como “perfume de amor” o perfume que identifique sus momentos más íntimos y sexuales. Gracias a este regalo, el amante podrá, en su soledad melancólica y gracias al olfateo de la íntima prenda, recuperar los recuerdos más íntimos y excitantes de la pareja.

Perfume corporal

Una propuesta sumamente erótica y que puede resultar muy sensual para la pareja sería lo que podríamos llamar “excursión olfativa por el cuerpo del ser amado”. Para llevar dicha propuesta a la práctica basta con aplicar un poco de perfume (de ese perfume que hayáis elegido como perfume propio de vuestra pasión y vuestro deseo) en un lugar secreto del cuerpo y, a continuación, desafiar al amante para que éste descubra dónde se encuentra depositado dicho olor.

Buenos lugares para dejar la nota de perfume a descubrir serían la nuca (especialmente si hay que levantar el cabello para localizarla), la corva de las rodillas (parte posterior de las mismas), el interior de los muslos, el ombligo…

La excursión que el amante realice para descubrir el lugar en el que el perfume haya sido aplicado puede estar repleta de pequeños placeres y puede adquirir un tono eminentemente lúdico que puede sentarle muy bien a los juegos preliminares de toda pareja. La sensualidad del viaje, además, está más que asegurada. ¿O no resulta sensual recorrer el cuerpo desnudo de nuestra pareja? Una buena manera de hacer más intensa dicha sensualidad es vendar los ojos de quien deba localizar el olor en el cuerpo desnudo de su pareja. Esto, además de resultar sumamente excitante, permitirá a la pareja olfateadora mejorar su sentido del olfato. No en vano, la privación de alguno de los sentidos siempre ha tenido como efecto la potenciación de otros.

Ambiente perfumado

La importancia del perfume y de las fragancias a la hora de disfrutar de nuestro erotismo puede plasmarse, también, en la ambientación de aquel lugar que va a convertirse en nuestro espacio mágico y personal de encuentro sexual. Velas de olor, varitas de incienso aromatizado, ramos de flores, pétalos frescos, quemadores de aceite para aceites esenciales… Cualquiera de estos medios sirve para ambientar olfativamente un espacio con aromas embriagadores como pueden ser el del ylang-ylang, el del jazmín, el del sándalo o el de una mixtura de varios aromas.

Un baño sensual aromatizado puede ser, también, una excelente forma de servirse de las propiedades propias de un perfume para incentivar el erotismo de nuestros encuentros sexuales. Llenar una bañera de agua caliente, verter unas gotas de aquel aceite esencial que a la pareja le resulte especialmente sugerente o espolvorear el agua de la bañera con pétalos de rosa pueden ser buenas maneras de introducir el perfume en ese acto tan íntimo y, al mismo tiempo, tan erótico, como puede ser un baño compartido. Colocar unas velas aromáticas encendidas en el baño y cerrar la puerta para conseguir que se concentren en la estancia los vapores aromatizados serán la mejor manera de hacer que el uso del perfume en el baño con intenciones sensuales cumpla su función.