Gadgets para monitorizar el sexo

“Esto ha sido el polvo del siglo”. Quien más quien menos lo ha pensado alguna vez en su vida. Los más osados han llegado, incluso, a proclamarlo en voz alta. Éstos son los que tienden, con razón o sin ella, a presumir de vida sexual. Son los que más follan y, por supuesto, los que mejor lo hacen. Los leones del sexo. Los que más presumen en la barra del bar y a los que los demás nos vemos condenados a contemplar con un poco de envidia. ¡Qué cabrones!, decimos, y nos anclamos a la resignación de seguir disfrutando de esa vida sexual nuestra que no acaba de ser ni todo lo intensa ni todo lo variada que finalmente desearíamos.

Anclados en esa resignación, olvidamos plantearnos una pregunta que siempre, siempre, deberíamos hacernos (y, en la mayor parte de las ocasiones, deberíamos hacer) cuando escuchamos alguna declaración que nos resulta, de alguna manera, sorprendente o impactante. Esa pregunta es: ¿será verdad lo que me cuenta?

Y es que, todos lo sabemos, si los fantasmas volaran no se vería el sol. Por eso siempre es de agradecer cualquier truco, aparato, técnica o sortilegio que sirva para desenmascararlos. Quizás eso no serviría para mejorar nuestro currículum amoroso sexual, pero sí serviría, al menos, para remendar nuestra autoestima. Mal de muchos, consuelo de tontos, me dirá alguien. Sin duda, decimos aquí, pero más vale padecer un mal mientras se experimenta el lenitivo del consuelo que hacerlo a la intemperie, sin amparo alguno en el que resguardarse ni alero simbólico bajo el que refugiarse.

Una de las invenciones recientes que puede ayudarnos a desenmascarar fantasmas del folleteo, ésos que practican el sexo al modo parchís (esto es: comiéndose una y contando cuarenta), es un reloj, Geeks!me. Este smartwatch mide lo que caminas, las calorías que consumes, las horas que duermes e información sobre la intensidad de tu vida sexual. ¡Anda, machote!, atrévete ahora a presumir de lo que no eres si llevas colocado en la muñeca uno de estos relojes de muñeca que, como cualquier smartwatch posee un procesador, memoria, entrada y salida. Geeks!me, al igual que otros smartwatch, recoge información gracias a una serie de sensores tanto internos como externos. Gracias a la información recogida por Geeks!me, este smartwatch determina si el que lo usa es, sexualmente, un chimpancé, una ameba, una foca, un conejo, etc.

Una función semejante a la que presta Geeks!me es la que presta otra función, g!love, una aplicación que se activa a voluntad y que realiza, entre otras, las siguientes funciones:

  • Analiza nuestros movimientos durante el acto sexual.
  • Informa sobre las grasas quemadas y las calorías consumidas.
  • Informa sobre la intensidad que se ha aplicado al acto sexual.
  • Guarda datos de la duración y la frecuencia y elabora gráficas y estadísticas.

Esta última opción, qué duda cabe, deja poco margen de maniobra a los fantasmas para lucir como tales. Por medir, g!love hasta calcula y guarda estadísticas sobre aquellas ocasiones en las que nos aliviamos en solitario y en secreto.

Junto a estos medidores de la actividad sexual encontramos también Lovely, lo que podríamos llamar un podómetro para el pene. Este aparato, fabricado gracias a la iniciativa de Jakub Konik, un desarrollador de juguetes sexuales, se coloca en la base del pene y se extiende hacia arriba.

El Lovely posee sensores que miden las calorías quemadas, la velocidad, la fuerza G y el tipo de posiciones realizadas. El Lovely, por ejemplo, puede servirnos para desenmascarar a quien, presumiendo de dominar todo el abanico de posturas que aparecen recogidas en el Kama Sutra, no pasa de ser un reiterativo practicante del misionero que, en momentos de máximo derroche de imaginación, sueña con hacerlo alguna vez utilizando la postura del perrito.

Monitorizar la vida sexual del usuario fue, también, el objetivo que la empresa británica de material para adultos Bondara quería conseguir al intentar desarrollar SexFit, una especie de anillo que, colocándose en el pene y conectado a smartphones, había de servir, finalmente, para intentar mejorar la vida sexual de sus usuarios. Este magnífico dispositivo debió quedarse en la fase de prototipos porque no ha vuelto a saberse de él ni se ha podido localizar en tienda alguna. Quizás todos los fantasmas de la barra del bar, aquéllos que fantaseaban en voz alta sobre sus triunfos sexuales, se unieron para impedir que Bondara se saliera con la suya y consiguiera lo que pretendía: dar cifras irrebatibles sobre la actividad sexual de aquel usuario que fuera monitorizado. ¡Cuántos fantasmas se iban a quedar en nada!

La encuesta de la Dra. Carmita Abdo

Junto a los que proponen la utilización de estos gadgets nacidos gracias al trabajo innovador de las empresas del juguete erótico están los que, no sólo se fían de lo que cuentan los que gustan de airear a los cuatro vientos su vida sexual (o, mejor dicho, su presunta vida sexual) sino que se fían también de lo que estos responden cuando se les pasa una encuesta.
Este tipo de personas aplaude la iniciativa de, por ejemplo, la Dra. Carmita Abdo, psiquiatra y sexóloga brasileña autora de obras como Sexualidade humana e seus trastornos, Depressão e sexualidade o Sexo pode ser: menos mito e mais verdade (entre otras) y colabora habitual sobre temas de sexualidad en programas televisivos, creó una encuesta tipo para medir el Coeficiente Sexual de la persona encuestada.

Para Carmita Abdo, el Coeficiente Sexual “es una herramienta eficaz y objetiva, que permite a las parejas evaluar su vida sexual y determinar si su rendimiento está a la altura de las circunstancias y, en caso contrario, les da una idea de lo que se puede mejorar”. Para calcular dicho Coeficiente Sexual, Carmita Abdo plantea las siguientes preguntas:

  1. ¿Está su libido alta como para estimularlo a iniciar una relación sexual?
  2. ¿Considera que su poder de seducción es suficiente para seducir a su pareja y satisfacerla?
  3. ¿Considera que el juego anticipatorio es estimulante y satisfactorio para ambos?
  4. ¿La satisfacción sexual y la capacidad para llegar al orgasmo de su pareja influyen en su desempeño?
  5. ¿Puede mantener una erección adecuada para poder completar el acto con orgasmo satisfactorio?
  6. ¿Después del estímulo, su erección es rígida para asegurar el acto sexual con orgasmo?
  7. ¿Puede mantener firmemente una erección durante el acto sexual?
  8. ¿Puede controlar la eyaculación de modo tal que el acto sexual se prolongue?
  9. ¿Puede alcanzar el orgasmo y el clímax?
  10. ¿Su rendimiento sexual lo estimula a ser audaz y probar posiciones diferentes o disfrutar del sexo con más frecuencia?

A todas estas preguntas se pueden dar cinco respuestas: nunca (1), rara vez (2), algunas veces (3), la mayoría de las veces (4) y siempre (5). Multiplicando por dos la suma de puntos se obtiene una cifra. Si la cifra oscila entre 80 y 100 puntos, el encuestado tiene una vida sexual apasionada. Si el resultado se mueve en la franja entre los 60 y los 80 puntos, el encuestado puede considerar que goza de una vida sexual cálida. La vida sexual del encuestado será tibia si el Coeficiente Sexual obtenido oscila entre los 40 y los 60 puntos. Si este Coeficiente Sexual se encuentra en la horquilla entre los 20 y los 40, la vida sexual será decepcionante. Quienes, por desgracia para ellos, sólo obtengan entre 0 y 20 puntos en sus respuestas a la encuesta de Carmita Abdo, podrán considerar que tienen una vida sexual decepcionante.

¿Te atreves a contestar sinceramente a la encuesta sobre el Coeficiente Sexual de la Dra. Carmita Abdo? Sea cual sea el resultado, no te sientas más frustrado de lo conveniente. Después de todo, asumir la existencia de una situación negativa es el primer paso que hay que dar para superar dicha situación.