El perfume y su fuerza

Si no lo has leído seguro que has oído hablar de él. Se llama El Perfume. Editado en 1985, este libro, escrito por el escritor alemán Patrick Süskind, se convirtió en un best-seller mundial. A fecha de hoy, ha vendido más de 15 millones de ejemplares en todo el mundo. En 2006 fue llevado al cine convirtiéndose en un acontecimiento mundial. Si lo citamos en este blog es porque entre las páginas de ese libro podemos encontrar la siguiente frase:

“Hay en el perfume una fuerza de persuasión más fuerte que las palabras, el destello de las miradas, los sentimientos y la voluntad. La fuerza de persuasión del perfume no se puede contrarrestar, nos invade como el aire invade nuestros pulmones, nos llena, nos satura, no existe ningún remedio contra ella”.

Esa frase nos hace pensar en el influjo que el perfume o el aroma puede tener, por ejemplo, en las relaciones sexuales. Sabemos que hay olores que tiran para atrás, pero también sabemos (o al menos intuimos) que ciertos olores nos predisponen para el sexo.

Feronomas y sexo

¿Hay perfumes afrodisíacos? ¿Es cierto que hay aromas afrodisíacos? ¿En verdad podemos encontrar en la naturaleza fragancias que nos inciten al desenfreno sexual? Sin duda.

Uno los aromas afrodisíacos más efectivos es el que nuestro propio cuerpo produce. Para estimular olfativamente al sexo opuesto, nuestro cuerpo segrega unas sustancias químicas naturales que reciben el nombre de feronomas. Las feronomas, de hecho, consiguen devolvernos a nuestro más puro estado animal. Cuando las feronomas actúan, el puro instinto animal es el que guía nuestros pasos.

Hay estudios científicos que lo demuestran: existe una íntima vinculación entre sexo y olor. Los aromas pueden ayudar a reducir las fobias y pueden hacer que aumente el apetito sexual. El aroma, así, puede convertirse en una potente arma de seducción.

La industria del perfume no es ajena (ni ha sido nunca ajena) a este hecho, por lo que se ha preocupado en estas últimas décadas de sintetizar químicamente las feronomas para aplicarlas en sus perfumes. Lo consiguió finalmente en los años ochenta y, desde entonces, cada vez son más las marcas de perfume que incorporan estas sustancias a sus fórmulas. Basta con que vayas a una perfumería o visites una página de venta on line de perfumes con feronomas para hacerte con uno de esos productos que, posiblemente, puedan ayudarte a añadir un poco de pasión a tus encuentros de amor.

Pero la industria del perfume no ha basado toda su larga, fructífera y hermosa historia en la síntesis de productos químicos que cumplan los efectos de los productos naturales y reproduzcan las características de las feronomas. Durante siglos, la perfumería ha cimentado todo su arte y su poder en la utilización de sustancias que están ahí, en la naturaleza, dispuestas a prestarnos su influencia excitante y afrodisíaca. Los perfumistas y alquimistas de todos los siglos se han preocupado de cómo extraer la esencia odorífera de todas esas sustancias (plantas, flores, cortezas, semillas, raíces, etc.) para elaborar sus aceites esenciales, sus perfumes o sus aguas de olor (entre muchos otros productos). Tú sólo debes preocuparte de gozar de sus efectos.

Aromas afrodisíacos

¿Qué sustancias son ésas? ¿Cuáles son los aromas afrodisíacos naturales que podemos encontrar en la naturaleza? Son muchos. Bastantes más de los que nos creemos, y muchos de ellos están íntimamente asociados a una cultura muy determinada. Por ejemplo: el uso de la vainilla y del chocolate como afrodisíacos es una de las características de la civilización azteca.

La rosa de Bulgaria (una de los tipos de rosas más exclusivos), el jazmín (que a algunas personas puede resultarle empalagoso si no es mezclado con otras sustancias como la albahaca o la lavanda), la propia lavanda (llamada también espliego) o el almizcle (que tradicionalmente se ha obtenido del ciervo almizclero y que ahora se suele obtener de la síntesis química), son algunas de esas fragancias afrodisíacas que pueden ayudarte a añadir un toque de intensidad, deseo y pasión a tus encuentros amorosos.

Hay estudios realizados por alguna universidad norteamericana que apuntan a que la combinación del aroma de la calabaza y de la lavanda hace aumentar el flujo sanguíneo hacia el pene en un 40%. Otros apuntan a los efectos benéficos que para la pasión tiene el aroma del azahar. También los hay que señalan las propiedades afrodisíacas del aceite de coco o del sándalo.
Sea como sea, lo mejor que puedes hacer es servirte de toda esa sabiduría heredada para aplicarla a tu vida cotidiana. El Tantra, por ejemplo, señala la importancia del aroma a la hora de dar un toque sensual a tu espacio tántrico, a ese rincón en el que tú y tu pareja os vais a dejar llevar por el aliento abrasador de la pasión.

Utilizar aceites de masaje aromatizados con aromas afrodisíacos para realizaros vuestros masajes eróticos puede ser una buena manera de incrementar vuestro apetito sexual. También lo puede ser echar mano de ambientadores que, basados en esos perfumes afrodisíacos, impregnen vuestro espacio de pasión y deseo de un aroma excitante y sensual. Perfumar vuestros cuerpos con esos aromas puede ser otra buena manera de inyectar deseo en vuestras venas. O utilizar un esenciero para, con la ayuda de una llama, llenar el aire de la fragancia afrodisíaca que vosotros elijáis y que más os guste. O rociar vuestra almohada y vuestras sábanas con agua de colonia.

Si ninguna de estas alternativas os seduce, podéis optar por el sistema Marilyn Monroe. Que tu pareja se vaya a dormir sólo vestida con unas cuantas gotas de Chanel nº 5 estratégicamente distribuidas por su cuerpo. Después, deja que tu olfato te lleve a hacer una excursión por su cuerpo en busca de los puntos exactos de donde mana el aroma embriagador del mítico perfume. La caricia, el beso y el lamido pueden ser fantásticos compañeros de viaje de esa excursión. Con esos compañeros, y con tu aliento cálido recorriendo la desnuda geografía del cuerpo de tu pareja, el encuentro sexual tendrá lugar bajo la abrasadora influencia del mejor de los afrodisíacos: las ganas de hacer feliz a tu pareja.