Irritación e inflamación del pene

De entre los motivos más habituales que conducen al hombre al urólogo figura la balanitis o irritación/inflamación del pene. En algunos casos, esta irritación es leve y desaparece por sí sola y por unos días. En otros casos, dicha irritación puede conducir a una infección del glande o a una infección conjunta del glande y el prepucio. En el primer caso se habla de balanitis; en el segundo, de balanopostitis.

Los principales síntomas para identificar la balanitis, además del enrojecimiento de la cabeza del pene, pueden ser el padecer una comezón intensa, la aparición de llagas rojas en el glande, el mal olor del glande, la presencia de flujo blanquecino en él o la existencia de ardor o escozor al orinar.

En algunos casos, la balanitis provoca que sea difícil retraer el prepucio. En estos casos, se recomienda ante todo acudir al urólogo para que éste identifique la causa de la balanitis y recete un tratamiento adecuado contra ella.

Causas de la balanitis

Entre las causas que provocan la balanitis destacan las siguientes:

  • Mala higiene personal. El hecho de no mantener una correcta higiene de la zona puede provocar que los microorganismos de la flora local se comporten como agentes patógenos irritativos. La acumulación de suciedad bajo la piel del glande incrementa el riesgo de que en esa zona proliferen bacterias, hongos y otro tipo de microorganismos que acaben causando la balanitis. Este mal es más habitual en hombres no circuncidados que en hombres circuncidados. Para curar este tipo de balanitis es importante realizar una buena higiene de la zona íntima al menos una vez al día.
  • Alergia a algún producto higiénico, a algún tejido de la ropa interior o al látex de los preservativos. La balanitis sufrida por este motivo es una de las menos graves. Para luchar contra ella hay que utilizar siempre ropa interior de algodón, usar jabones que no irriten el glande y cambiar los preservativos de látex por otros que no estén fabricados con este material.
  • Infección por bacterias.
  • Contagio de alguna enfermedad de transmisión sexual.
  • Eczema o psoriasis en la zona. Los hombres que padece psoriasis son proclives a padecer balanitis. Para evitarla hay que extremar la higiene de la zona y recurrir a remedios caseros como puede ser el aplicar una compresa mojada en té de manzanilla fría.
  • Hipersensibilidad postcoital.
  • Traumatológica.

Tipos de balanitis

Entre los diferentes tipos de balanitis podemos distinguir:

  • Balanitis candidiásica. El glande muestra una erupción enrojecida que puede doler o picar.
  • Balanitis bacteriana. En este caso la sintomatología puede ser muy diversa dependiendo de cuál ha sido el agente que la ha causado. Si la balanitis es por anaerobios, se puede producir supuración maloliente y edema del glande; si, por el contrario, son agentes aerobios quienes la han provocado, los síntomas de la balanitis pueden variar entre un pequeño enrojecimiento del glande hasta la aparición de fisuras y edemas en éste.
  • Balanitis por herpes. En el caso de la balanitis producida por herpes pueden aparecer úlceras que se convierten en costras o, en sus formas más leves, pueden aparecer síntomas menos intensos.
  • Liquen escleroso. En este caso se observan placas blanquecinas en el glande. Estas placas, en ocasiones, pueden afectar también al prepucio. El liquen escleroso puede provocar un estrechamiento del prepucio que derive en fimosis.
  • Balanitis circinada. Este tipo de balanitis se asocia comúnmente a patologías como la artritis reactiva o el síndrome de Reiter.
  • Balanitis de Zoon. Este tipo de balanitis, por su parte, es habitual en personas de avanzada edad que no mantienen una correcta higiene de sus partes íntimas. La falta de un correcto hábito higiénico hace que en el glande aparezcan lesiones de color rojizo-anaranjado con bordes claramente delimitados.
  • Balanitis alérgicas. Pueden tener aspectos muy variados.
  • Balanitis por fármacos. Un fármaco puede provocar una reacción alérgica que suele presentar sus síntomas transcurridas entre 24 y 48 horas de la administración del fármaco en cuestión.

Para diagnosticar la balanitis se acostumbra a recurrir a diferentes métodos. Entre ellos podríamos destacar la exploración física, la biopsia o la cistografía o CUMS. En muchas ocasiones los urólogos recurren también a la realización de un cultivo de la secreción prepucial o a un urocultivo para descartar infecciones bacterianas, virales o micóticas.

Entre los riesgos asociados a la balanitis podemos encontrar los siguientes:

  • Puede producir diabetes mellitus.
  • Puede provocar inmunosupresión.
  • Puede afectar al riego sanguíneo de la punta del pene y estrechar su orificio.
  • Puede incrementar el riesgo de cáncer de pene.

Tratamiento de la balanitis

El tratamiento a aplicar contra la balanitis o la irritación del glande dependerá de las causas que lo hayan provocado. La higiene correcta del mismo utilizando agua y jabón neutro y secando bien la zona es fundamental para luchar contra la balanitis. En algunos casos, sin embargo, será necesario aplicar algún tipo de crema. Así, en los casos en los que la balanitis sea debida a una candidiasis, se deberá aplicar una pomada antifúngica como pueden ser Miconazol o Clotrimazol. Este tratamiento debe prolongarse durante siete días para que dé resultados.

En caso de que se sospeche de que la balanitis es debida a la transmisión de clamidias, el tratamiento contra la misma se fundamentará en la administración de algún antibiótico durante un tiempo aproximado de una semana.

Si la persona padece balanitis de manera frecuente debido a padecer fimosis o parafimosis irreductible, lo habitual es practicar una intervención quirúrgica.