Desde este rincón nos hemos mostrado siempre firmes defensores del sexo seguro. El sexo, hemos dicho en más de una ocasión, existe para disfrutarlo, y disfrutar del sexo implica que la mujer no se quede embarazada a no ser que ella y su pareja lo deseen, e implica también no contagiar ni ser contagiado o contagiada de alguna enfermedad de transmisión sexual o ETS. Para que se den estas dos condiciones y, por tanto, podamos disfrutar del sexo sin preocupación alguna, contamos con la ayuda de un humilde pero efectivo producto: el preservativo.

Según los últimos estudios realizados, el preservativo o condón es, seguido de la píldora, el método anticonceptivo más usado en España. Práctico y fácilmente transportable, el condón, además de ser muy útil para luchar contra los embarazos no deseados, es de gran utilidad, también, para evitar el contagio de enfermedades “venéreas” (así se llamó durante mucho tiempo a las ETS) como pueden ser la clamidia, la sífilis o la gonorrea, enfermedades de las que, junto a la hepatitis, el VIH, los condilomas y el papiloma o VPH, hablamos en su momento en nuestro artículo “Las ETS: sintomatología y tratamiento”.

Pero para que el preservativo sea útil a la hora de prevenir contra el contagio de las referidas enfermedades y para evitar los embarazos no deseados es necesario utilizarlo bien. Y esto, que puede parecer algo de Perogrullo, no lo es tanto cuando se trata de constatar ciertos hábitos erróneos de los hombres al utilizar condón. No en vano, en los últimos años, diferentes entidades estatales han constatado el incremento de las infecciones de transmisión sexual. Dicho incremento es, ciertamente, preocupante. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) ha dado la señal de alarma al hacer públicas algunas de sus predicciones. Según la AEDV, uno de cada cuatro adolescentes contraerá durante los próximos años una enfermedad de transmisión sexual. Sin duda, la predicción de la AEDV es muy poco halagüeña y dice muy poco a favor de la educación sexual de una sociedad occidental en pleno siglo XXI.

¿Cuáles pueden ser los motivos principales de este incremento de los casos de ETS en España? Si damos una respuesta de carácter genérico a esta pregunta debemos decir que la causa principal es la falta de una adecuada educación sexual. Si intentamos concretar un poco más, hablaremos de cómo muchas personas en mayor o menor grado promiscuas siguen sin utilizar el preservativo en sus relaciones sexuales y de cómo otras, utilizándolo, lo hacen de manera incorrecta, lo que merma en buena medida la efectividad del preservativo como método profiláctico y anticonceptivo.

En este artículo, y con vistas a ayudar a reducir el número de contagios de ETS así como las cifras de embarazos no deseados, vamos a realizar un listado de los principales errores que se cometen al usar un condón. Entre dichos errores podemos destacar los siguientes:

  • Guardar los preservativos en un lugar indebido. Uno de los principales errores al utilizar preservativos es no conservarlos en buenas condiciones. Dejarlos en la guantera del coche no es buena idea (el calor puede afectar al preservativo). Tampoco es buena idea llevarlo permanentemente en la cartera “por si…”. El preservativo solo debe guardarse en la cartera si se va a utilizar ese mismo día.
  • No mirar la fecha de caducidad antes de utilizarlo. Los condones pierden cualidades con el tiempo. La fecha de caducidad no es un capricho del fabricante. El látex del que está hecho el condón se va secando con el paso del tiempo. Pasada la fecha de caducidad, el condón podría romperse en pleno uso. Un condón caducado, además, podría causar irritaciones o molestias tanto en el área genital masculina como en la femenina. Mirar la fecha de caducidad y desechar el condón si aquélla ya ha pasado a la historia es la decisión correcta que todo hombre debería tomar al utilizar un preservativo.
  • No utilizar la talla adecuada. Hay una gran variedad de preservativos en el mercado. Y diferentes tallas de ellos. Utilizar una talla inadecuada, más pequeña o más grande, es uno de los errores más comunes a la hora de usar un condón. Si el condón queda pequeño, puede romperse o, incluso, afectar a la erección. Si es grande, podría quedarse dentro de la vagina durante la penetración.
  • No utilizar los propios condones. No usar los propios preservativos es, también, uno de los fallos más comunes a la hora de usar condones. ¿Sabemos cómo los conserva la otra persona? ¿Sabemos si los ha guardado correctamente? La respuesta, creemos, es claramente negativa. Así, si no sabemos cómo los ha conservado y no sabemos si los ha guardado como es debido, ¿por qué vamos a usarlos? Decir “no, perdona, yo siempre lo hago con los míos” puede sonar un poco a desconfiados, sí; pero… ¿no será siempre mejor eso que no contagiarse de una enfermedad de transmisión sexual o de tener que afrontar los problemas propios de un embarazo no deseado?
  • Abrirlo y colocarlo con la boca. ¿Suena sexy, verdad? Pues bien: es uno de las causas más frecuentes por las que se dañan los condones y, por tanto, por las que dejan de ser eficientes. El riesgo de rotura al abrir o colocar un condón con la boca es muy grande, y no hay que olvidar que correr riesgos es lo contrario de actuar con seguridad y que perseguir la máxima seguridad es, precisamente, el motivo principal por el que se recurre a los preservativos a la hora de mantener relaciones sexuales.
  • No apretar la punta del preservativo. Las prisas son malas consejeras siempre y las prisas, sin duda, son las responsables de muchos de los errores que se comenten al usar un preservativo. Al menos lo son cuando se trata de apuntar la punta del condón. Esa punta no está ahí porque sí. Esa punta es un pequeño depósito cuya finalidad es recoger el semen eyaculado. Si no se aprieta antes de proceder a la penetración, esa punta puede romperse y el semen, por tanto, puede ir a parar donde no debería. Eso sí: a la hora de apretar la punta del condón hay que hacerlo con la yema de los dedos, nunca con las uñas. Apretando con las uñas, corremos el riesgo de que el condón se rompa.
  • Ponerlo al revés. El preservativo no es, en caso alguno, reversible. Solo debe desenrollarse hacia un lado. Si se ha colocado correctamente, una vez puesto debe tener la apariencia de un sombrero mexicano. Si el condón se ha colocado desenrollándolo hacia el lado incorrecto, no se debe, nunca, darle la vuelta para colocarlo del otro lado. Eso es uno de los grandes errores al usar un preservativo que deben evitarse. ¿Por qué? Porque siempre puede haber quedado algo de líquido preseminal en la parte que ha estado en contacto con el pene. En estos casos, lo más conveniente es desechar el preservativo en cuestión y echar mano de otro.
  • No cambiar el condón tras realizar determinadas prácticas. El mismo preservativo que ha servido para practicar sexo anal no puede servir para una penetración vaginal. Llevar bacterias del recto a la vagina no es, nunca, una buena idea. Si se ha practicado sexo anal con preservativo, ese condón debe ser sustituido por otro antes de proceder a introducir el pene en la vagina.
  • Ponérselo o quitárselo tarde. Uno de los errores más comunes que se cometen al utilizar preservativos durante las relaciones sexuales es el “jugar” sin protección y no colocarse el condón hasta que se acerca el momento de la eyaculación (esto no serviría, sin duda, para evitar el contagio de ETS). También hay que tener presente, al utilizar preservativos, que tan malo es colocárselos tarde como quitárselos demasiado tiempo después de que se haya alcanzado el orgasmo y se haya eyaculado. Una vez se haya eyaculado, hay que retirar el pene de la vagina y quitarse el condón. Cuando la erección se pierde, el pene ya debe estar fuera de la vagina para evitar así sorpresas desagradables.
  • Utilizar dos preservativos al mismo tiempo. Un error muy común al utilizar condones que acostumbran a cometer aquellos hombres que se tienen por muy previsores y amantes de la seguridad es el de utilizar dos condones al mismo tiempo, uno encima del otro. Esto, más que aportar seguridad al coito, la resta. Y es que la fricción entre dos condones puede provocar su rotura.
  • Combinarlos con lubricantes. Determinados tipo de lubricante pueden dañar al condón. No hay que olvidar que el látex puede perder sus propiedades al contacto con ciertas sustancias que forman parte de la formulación de determinados lubricantes. Para evitar que eso suceda, lo mejor es no experimentar con lubricantes y condones. Si se desea que exista una lubricación un tanto especial es necesario comprar preservativos con lubricantes. Hay muchos en el mercado y todas las marcas de referencia los fabrican.

Más allá de todos estos errores al utilizar un condón que suelen cometer muchos hombres hay uno que, aunque pueda parecer un chiste, no lo es: el de intentar reutilizar un condón. Los condones no se han fabricado para ser utilizados varias veces. Los preservativos no son multiusos: deben usarse única y exclusivamente una sola vez. Eso de lavar los condones para que puedan servir de nuevo es, aparte de una cutrez, una mala idea. Un condón es barato. Y lo es, sobre todo, teniendo en cuenta los costes que, en comparación, podrían derivarse tanto de su falta de uso como de su uso inadecuado.