Adorando la “varita de luz”

La meditación que vamos a ofrecerte en este post te ofrece la oportunidad de adorar el lingam o pene de tu pareja. Para el hombre, la felación es una práctica que le proporciona un placer sublime. Para la mujer, la felación se convierte en una ocasión única para imaginar que el pene de su pareja es una especie de varita de luz mágica que lleva la energía de la luz a su vientre y a su yoni.

Para realizar esta meditación, comenzad sentándoos el uno frente al otro. Durante cinco minutos, proferid un canto “Ah” al unísono, abriendo vuestra garganta. Que la garganta se relaje es imprescindible para que esta meditación llegue a buen puerto. Para relajarla, exagerad los sonidos que profiráis con ella. Reíd juntos. Los sonidos compartidos y realizados al mismo tiempo os ayudarán a relajar las gargantas.

Cuando hayan pasado esos cinco minutos, realizad juntos, y durante cinco minutos, el sonido “Ommmmmmm”. Este sonido sirve para que la energía cósmica entre de lleno en vuestro ser. Al tiempo de hacerlo notaréis como el cuerpo se va oxigenando. El oxígeno fresco, gracias a este ejercicio, entra en el cuerpo, que se llena de una vitalidad avasalladora y vibrante.

Llegados a este punto, el hombre debe acostarse y colocarse cómodamente. La lengua de la mujer debe, en este momento, investigar el cuerpo del hombre. Cuando llegue al lingam (pene) la mujer debe sentirlo como si fuera una varita mágica de luz que contiene en su interior un inmenso poder curativo. Esa varita mágica está cargada, a su vez, de una gran energía. Para que esa energía llegue a la mujer y la inunde es necesario que ella empiece a besar, de forma suave, el pene de su compañero. Cuando lo haga, debe intentar observar cómo reacciona él. Es fácil imaginar cómo en el rostro del hombre puede dibujarse una mueca de placer y satisfacción que, a su vez, puede resultar muy excitante y satisfactorio para la mujer que está realizando ese beso tan íntimo que, en el fondo, es la felación.

Felación a ritmo lento

Animada por ese rictus de placer, la mujer debe comenzar a mover su lengua hacia arriba y hacia abajo, a lo largo del tronco del lingam. De vez en cuando también debe pasear su lengua por el prepucio mientras, con una mano, coge y acaricia los testículos mientras se introduce el miembro viril en la boca, dulcemente, con ternura.

Por un tiempo se debe disfrutar simplemente de la subida y caída de la excitación y, con ella, de la expansión y contracción del lingam. Después, tras domar un poco la excitación de ese pene al que la mujer está adorando al realizar la felación, ella puede mover la boca a su placer.

El hombre, mientras tanto, debe permanecer lo más quieto posible, concentrado en su respiración, disfrutando de las sensaciones que la boca de su pareja está dejando en su pene.

Es importante que la mujer no tenga prisa al realizar la felación. No se trata de iniciar una carrera hasta conseguir que la pareja alcance el orgasmo. Se trata de proporcionar el máximo placer durante el mayor tiempo posible. Para eso es importante relajar la garganta y concentrarse en cada movimiento.

Cuando el orgasmo esté cercano, la mujer debe sentarse y, con el pene de su pareja en una mano, debe utilizar la otra para realizar pequeños círculos siguiendo el sentido de las agujas del reloj en la parte superior de la cabeza. Esto permite la apertura del chakra superior.

Finalmente, el hombre debe exprimir su cuerpo para, a continuación, relajarse y dejar que la energía sexual que se genera con esta meditación penetre en su cuerpo.