¿Existen las mujeres multiorgásmicas?

Hay hombres que reculan en su afán seductor cuando se enteran de que la mujer que está ante ellos es una mujer multiorgásmica. ¿Por qué? Porque confunden el concepto de multiorgasmismo con el de ninfomanía. Saben que la mujer es multiorgásmica y se preguntan: ¿cómo voy a poder satisfacer a una mujer insaciable? Y es entonces cuando el miedo escénico les puede y, acoquinados, ponen tierra de por medio.

Este artículo va dedicado en especial a esos hombres y también a las mujeres que se empeñan una y otra vez en sostener contra viento y marea que eso de ser una mujer multiorgásmica es un mito, una especie de reclamo que usan determinadas mujeres para atraer a los hombres a sus redes. Con él intentaremos despejar las dudas que puedan existir sobre el multiorgasmo.

Lo primero que hay que aclarar, por si las dudas, es que el multiorgasmo no es ningún mito. El multiorgasmo existe. O, mejor dicho: una mujer puede experimentar varios orgasmos en una misma sesión de sexo. O, mejor aún: todas las mujeres pueden hacerlo, todas las mujeres pueden experimentar varios orgasmos en la misma sesión sexual. ¿Cómo? Para contestar a esta pregunta hay que conocer el funcionamiento del orgasmo femenino.

Las fases de la respuesta sexual

La respuesta sexual femenina pasa por diferentes fases antes de llegar al orgasmo:

  1. Fase del deseo. En esta fase predominan los cambios psicológicos sobre los fisiológicos. Sin que exista esta primera fase de atracción no puede desencadenarse la excitación sexual.
  2. Fase de la excitación sexual. En esta fase es donde empiezan a adquirir protagonismo los cambios fisiológicos. Uno de ellos es la lubricación de la vagina y la vulva. Otro, la erección de los pezones. En esta fase, además, se produce una mayor afluencia de sangre a las paredes vaginales, lo que provoca que la vagina se vuelva más sensible.
  3. Fase de meseta o fase de formación de la plataforma orgásmica. Los genitales, en esta fase, están llenos de sangre y las paredes vaginales están muy irrigadas.
  4. Orgasmo. Al alcanzar el orgasmo, la vulva, la vagina y el cuello del útero “sufren” placenteras contracciones. Dichas contracciones sirven para devolver la sangre acumulada en los genitales a su lugar.
  5. Período refractario. Durante esta fase, parte de la sangre que ha estado en los genitales vuelve a la circulación habitual. El período refractario dura desde el instante del orgasmo hasta el momento en el que el cuerpo está preparado para, de nuevo, reiniciar la respuesta sexual.

El período refractario existe tanto en el hombre como en la mujer. En el caso del hombre, sin embargo, la duración del mismo es más alta. Ese período, más corto durante la juventud, se va haciendo más amplio conforme pasan los años. En la mujer, ese tiempo de descanso es menor ya que el volumen de sangre que ocupa sus genitales durante su respuesta sexual es menor que en el caso de los hombres. Es decir: si, tras el orgasmo femenino, se continúa la estimulación, es probable que la mujer pueda retomar la respuesta sexual y, transcurrido poco tiempo, llegar a tener otro orgasmo. Y eso es así en todas las mujeres. El hecho de que unas lo alcancen y otras no depende de varios factores. ¿Qué factores son ésos?

Factores que influyen en el multiorgasmo

Como hemos visto, que todas las mujeres estén capacitadas para ser multiorgásmicas no quiere decir que todas las mujeres lleguen, finalmente, a serlo. Como se suele decir, cada persona es un mundo, y en pocos terrenos esta popular expresión adquiere más sentido que en todo aquello que tenga que ver con la sexualidad.

Y es que son las circunstancias personales y las características de cada mujer las que determinan la posibilidad de gozar en poco espacio de tiempo de un segundo orgasmo o, incluso, hasta qué punto la mujer puede desear alcanzarlo. Por ejemplo: a una mujer que le cueste bastante llegar al orgasmo ¿le puede apetecer, una vez alcanzado, partir en busca de un segundo? O: a una mujer que, tras el orgasmo, note el clítoris especialmente sensible, ¿va a soportar que se les toque?

Si estas mujeres desean experimentar el multiorgasmo deberán solicitar a sus parejas que, una vez alcanzado el primer orgasmo, estimulen otras zonas menos sensibles, cambien a un ritmo más lento o cambien el tipo de estimulación. A veces basta cambiar la estimulación manual por una estimulación oral.

Sabido esto, que ningún hombre se asuste porque no vaya a satisfacer a una mujer que se autodefina como multiorgásmica y que tampoco ninguna mujer vaya a obsesionarse porque no alcance ese segundo o ese tercer orgasmo en la misma sesión de sexo. El sexo es para gozarlo sin ponerse metas ni récords. El sexo no es una competición. De hecho, convertirlo en una competición es el camino más directo para hacer de él una actividad frustrante y angustiosa. Evitemos, pues, comportarnos de ese modo y disfrutemos sin tabúes de lo que el sexo nos ofrece. Ésa será siempre la mejor manera de alcanzar el segundo, el tercero o el cuarto orgasmo. Y es que, como las meigas, mujeres multiorgásmicas “haberlas, haylas”.