Menos pastillas y más sexo

Que el sexo es placer es algo que sabe todo aquél que alguna vez lo ha probado. Ese modo enloquecido de salir de uno mismo, ese encuentro profundo con el otro, esa descarga de hormonas, ese convertir la piel en el camino que conduce a una experiencia casi religiosa, ese derecho a compararse a Dios que (Cioran dixit) se apodera de nosotros en el momento del orgasmo… El sexo es todo eso y es también algo más. Es, por ejemplo, un modo de combinar nuestra animalidad intrínseca y nuestra cultura sobrevenida, una manera de hacer que nuestra pulsión genética y lo que hemos aprendido extasiados ante películas más o menos eróticas, más o menos pornográficas, se unan para proporcionarnos una experiencia que nos hace sentir mucho más completos, mucho más felices.

El sexo, pues, es gozo y disfrute, sonrisa y sudor, locura y entrega, embriaguez, abandono y… medicina. Y es que hay ocasiones en los que un rapidito puede ser el mejor paracetamol y una sesión de sexo oral, el mejor antiinflamatorio. Y esto no lo decimos por decir. Nuestra afirmación, que a simple vista puede sonar a manida, se sustenta sobre estudios científicos. Uno de los más importantes lo ha realizado la Universidad de Wilkes (Pennsylvania, EEUU). Según este estudio, una vida sexual activa podría servir para aliviar algunas enfermedades e, incluso, para aliviar otras.

Indicaciones

¿Qué enfermedades son aquéllas sobre las que puede tener efectos beneficiosos la práctica del sexo?

  • Dolor de cabeza. No, la excusa del dolor de cabeza para no hacer el amor ya no vale. El sexo puede ser una medicina perfecta para todas aquellas personas que estén padeciendo algún tipo de cefalea. Esta conclusión está apoyada también por un estudio de la Universidad de Munster (Alemania). Según dicho estudio, que el sexo pueda ser una excelente medicina contra los episodios de migrañas y otras cefaleas es debido a las endorfinas. Éstas, liberadas en grandes cantidades durante la práctica sexual, son algo así como los analgésicos naturales del cuerpo humano. Así, lo que consigue una dosis de paracetamol se puede alcanzar, mucho más placenteramente, gracias a la práctica del sexo.
  • Antidepresivo. El orgasmo es un relajante. Tal cual. Físico y emocional. Por tanto, ¿qué mejor antidepresivo que un casquete? ¿Qué mejor manera de ver el lado más bello de la vida que entregarse a las delicias del sexo? Después de todo, el sexo medicinal no lo sería tanto si no actuara sobre la salud emocional y psíquica.
  • Medicina contra el insomnio. Ni hipnóticos ni ansiolíticos. Ni neurolépticos ni valeriana. Ni tila un ratito antes de irse a la cama ni vasitos de leche caliente. Sexo. Eso es lo que hace falta para luchar contra el insomnio. Sexo del bueno. Sexo medicinal. Sexo que nos permita dormir a pierna suelta. ¿Para qué recurrir a la farmacopea si dentro de nosotros tenemos la medicina necesaria para curarnos?
  • Protección contra la gripe y el asma. Que el asma afecta negativamente sobre la calidad e intensidad de la relación sexual es algo fácilmente imaginable. Después de todo, el deseo acelera la respiración y, si ésta falla, el riego sanguíneo, fundamental en el mecanismo de la erección y en la de la sensibilidad de los genitales, se resiente. Lo que no se sabía es que no por padecer asma debe renunciarse a la práctica sexual. Es más: debe buscarse. Después de todo, y tal y como señalan los estudios realizados, la práctica sexual ayuda a mejorar el asma.
  • Mejora de la incontinencia. A todos nos llegará la hora de notar cómo se nos escapan unas gotitas de pipi contra nuestra voluntad. Será más pronto o más tarde, pero ese momento llegará. Cosas de la próstata. Cosas del suelo pélvico. Te hablarán (nosotros, de hecho, ya te hemos hablado en algún post anterior) de los ejercicios de Kegel. Por supuesto, no renuncies a ellos. Ellos te ayudarán no sólo a fortalecer tu suelo pélvico. También te ayudarán a controlar tu eyaculación, a mejorar tus prestaciones sexuales y a disfrutar mucho más de cualquier experiencia sexual. Los ejercicios de Kegel son de gran ayuda a la hora de mejorar la incontinencia urinaria, sí; pero la práctica sexual también es, en ese sentido, una gran medicina. No renuncies a ella.
  • Alivia los dolores de articulaciones y músculos. No. No es ninguna contradicción el que un ejercicio físico que requiere un cierto esfuerzo (el sexo, cuando es bueno e intenso, lo requiere) pueda servir para aliviar dolores musculares o articulares. Como dijimos anteriormente al hablar de las cefaleas y migrañas, el sexo (o, mejor dicho, las endorfinas que se liberan durante su práctica) son un gran analgésico. ¿Y cuál es la función de un analgésico sino la de aliviar los dolores moderados?

Junto a todas estas indicaciones, el sexo puede resultar también medicinal y puede tener una influencia muy positiva sobre los siguientes aspectos:

  • Mejora la función cardiovascular.
  • Mejora el equilibrio hormonal.
  • Fortalece la quema de calorías.
  • Estimula el olfato.
  • Aumenta la potencia mental.

Así que ya lo sabes: el sexo debe ser como ese pastillero que los ancianos y no tan ancianos delicados de salud llevan siempre consigo. Debe estar a mano y usarse a diario. Después de todo, una pequeña sobredosis de sexo no tiene por qué tener efectos secundarios demasiado dañinos para el cuerpo. En este sentido, siempre será mejor el exceso que el defecto.