La masturbación masculina con un juguete sexual

No descubrimos nada nuevo si decimos que los hombres no sólo se han masturbado a lo largo de la historia con las manos. Desde frotarse contra la almohada hasta buscar agujeros más o menos extraños y acogedores, la gama puede ser tan amplia como la imaginación del masturbador. Por fortuna, la industria del juguete erótico ha pensado en ese detalle y, hoy, ofrece diversas opciones a esa persona que no sólo quiere servirse de sus manos para darse un poco de placer a sí misma.

Nuestra propuesta es que te diviertas masturbándote, por ejemplo, con algo que se llama funda de pene o manguito. La intención es que sientas, al hacerlo, la sensación de tener tu pene metido en la más acogedora de las vaginas. Estos manguitos o fundas de las que hablamos son, simplemente, los tubos en los que insertarás tu polla. La industria del juguete sexual ha mejorado tanto sus productos que ha conseguido elaborar manguitos que, internamente, se asemejan por su tacto y suavidad a la piel real de la vagina. Tiene la forma de una gran linterna, con una carcasa exterior de plástico, y un forro interior desmontable.

Para comenzar a usarlo, es necesario utilizar algún lubricante a base de agua para, con él, hacer más resbaladizo el interior del manguito. Toma ahora el gel protector de la carcasa de plástico y colócalo bajo el grifo de agua caliente para que, después, la sensación sea cálida y agradable. Agita el bote de gel un poco para eliminar el exceso de agua y colócalo dentro de la carcasa.

Preparativos

Caliéntate un poco sirviéndote alguna sesión de vídeo, algunas imágenes eróticas o echando mano de tu imaginación y tus recuerdos. Puede servirte pensar en los pechos de tu compañera de trabajo o en las nalgas duras de aquella chica con la que te enrollaste una vez o en los labios succionadores e insaciables de aquella muchacha del barrio que te la chupó una vez en la oscuridad del portal. Tú mismo. Puedes recurrir a la imagen que prefieras. El caso es que te calientes y desees sacar al exterior todo el semen que hierve dentro de ti.

Pon lubricante en tu rabo cuando alcance el grado de firmeza requerido para penetrar en el manguito. Si no estás circuncidado, tira del prepucio hacia abajo y lubrica la cabeza del pene además de la zona exterior. Esto le dará el doble de fricción. Aplica un poco de lubricante a la entrada del juguete.

Pon tu pene a la entrada del juguete y experimenta el movimiento. Mantén el pene y desliza el manguito hacia arriba y hacia abajo. Puedes ajustar su nivel de presión para, así, sentir cómo la sensación de succión se hace mayor. Ve lentamente al principio. No hay que forzar las cosas. Puedes quitar también el tapón del extremo para introducir por ahí un vibrador que añada vibraciones a tu juego. Si lo haces, ¿crees que tu polla resistirá mucho tiempo sin escupir su vómito de leche?

Una vez ese vómito haya salido, satisfecho y eyaculado, saca el pene del juguete y, extrayendo su tapa (si no la has sacado previamente para jugar con el vibrador), enjuágalo con agua tibia. El polvo de almidón de maíz puede servir para secarlo reduciendo el efecto pegajoso que tu semen puede haber dejado en el interior de la funda.

Variantes

A este juego solitario (o no, la experimentación en pareja es un estímulo maravilloso para convertir en una gran sensación la mejor de las pajas) puedes añadir las variantes que desees. Puedes renunciar completamente al uso de tus manos y hacer, por ejemplo, un sandwich de colchones entre los que aprisionar a tu manguito. Puedes añadir nuevos juguetes a tu masturbación y, al tiempo que te la pelas con tu funda de pene, aumentar tus sensaciones utilizando unas abrazaderas de pezones. O puedes buscar un tipo de funda de pene que está abierta a ambos lados y que permite colocar un vibrador tipo “bala” en esa abertura lateral para proporcionar a tu polla una vibración adicional. O puedes, ya lo dijimos, servirte de este juguete mientras juegas con tu pareja. Puede servirte para masturbarte en esas épocas en que tu pareja no se sienta cómoda con el sexo (bien sea por una operación, o por un parto reciente, o por cualquier otro motivo). Ella puede sostener el juguete entre sus piernas y tú, desde atrás, puedes introducir tu pene en el manguito imaginando que es a ella a quien estás penetrando. No dejará de ser masturbación, pero el hecho de tener al alcance de tu mano ese cuerpo que tanto amas (imagina sobar sus nalgas o sus pechos mientras penetras el juguete de interior sedoso) puede añadirle, seguro, un grado de excitación y sensualidad extra a tu paja.