Besos

El beso tiene una gran importancia en nuestra cultura, y muchos significados. Besamos a nuestros abuelos, a nuestros hijos, a nuestras mascotas, a nuestros amigos… El beso entre los amantes es una de las cosas más íntimas que dos personas pueden hacer. El Kama Sutra reconoce la importancia capital de los besos y describe perfectamente de qué manera deben ser utilizados labios y lengua no sólo para mostrar el deseo, sino también para expresar toda una serie de emociones y pensamientos.

Cualquier parte del cuerpo puede ser besada o lamida como preludio al acto sexual o durante la relación sexual en sí.

El Kama Sutra distingue tres tipos de besos: el beso con boca y lengua hacia boca y lengua, el beso en el rostro y el cuerpo, y, finalmente, el beso que, directamente, se da en los genitales.

Besos con la boca y la lengua

Tras todo beso hay una intención, un deseo y una técnica. Vatsyayana, autor del Kama Sutra, describió en su famosa obra que para tener pleno contacto con boca y lengua es necesario ladear un poco la cabeza, formar una especie de ángulo respecto a la otra. También describe las variaciones de presión que pueden realizarse y el papel que pueden desempeñar los dedos durante la ejecución del beso.

El beso pasivo

Este beso, en apariencia frío, puede ser muy erótico. Tu amante debe renunciar a devolver el beso, debe reprimir toda acción, debe dejarte hacer. Tú deberás pasear tu lengua por encima de sus labios, lentamente, insertándola poco a poco entre sus labios y dientes para, así, lamer sus encías. La no respuesta puede resultar un poco difícil para tu amante, pero ésta es una buena manera de comenzar a iniciarse en las prácticas de sexo tántrico de las que hablaremos más adelante.

El beso succionador

Realiza pequeños círculos con la lengua suavemente sobre el labio inferior de tu pareja. A continuación, atrapa ese labio con los dientes. Haz lo mismo después con el labio superior, y pasea tu lengua por la parte interna de ambos labios. Cuando tengas atrapados un labio u otro con tus dientes, succiona un poco.

El beso doblado

Los labios de uno y otro miembro de la pareja forman una cruz. Esta es la mejor posición para besarse y para introducir profundamente las lenguas. Este beso puede ser suave o agresivo, dependiendo del nivel más o menos apasionado del momento. Lo importante, en todo caso, es descubrir lo que gusta o no gusta a nuestra pareja. Ése debería ser el deber de toda persona en pareja: conocer los deseos del otro y responder a ellos proporcionándole la satisfacción de esos deseos.

Besar el rostro y el cuerpo

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y la mayor parte de ella es una zona erógena. ¿Quién puede resistirse a ser besado desde la planta de los pies hasta la cabeza? Besar y lamer a tu pareja no sólo es un placer en sí mismo, sino que también estimula el resto de sentidos. El tacto, el gusto, el olfato y la vista gozan en esa excursión del beso y hacen que tu deseo aumente.

Sentir los olores naturales del cuerpo de tu pareja mezclados y suavizados por los de los aceites o perfumes que haya utilizado en su baño o masaje puede resultar muy erótico. Unas pocas gotas de aceite aromático en determinados puntos del cuerpo de tu amante son suficientes para abrir tu apetito sexual si te acercas a ellos. Besar y lamer puede ser fácilmente combinable con el rascado o el mordisco. Tú y tu pareja podéis disfrutar de esa acción tanto activa como pasivamente. Imagina los dientes de tu amada mordisqueando algunas zonas de tu cuello. Imagina su lengua paseándose por la parte interna de tus muslos, por tu ingle, directamente por tus genitales. ¿No eres de hielo, verdad?

Los besos suaves, ese toque de los labios en los que apenas se roza la piel de tu pareja, pueden ser mucho más estimulantes que los besos directos y de mayor intensidad. La sugerencia del placer futuro puede ser más efectiva como excitante que el magreo directo y torpe. Un leve rascado en según qué zona de tu cuerpo puede incendiarte, sobre todo si está combinado con otro tipo de acción. Imagina que estás besando los pechos de tu pareja, jugueteando con tu lengua en sus pezones, mientras con tus uñas recorres su espalda. O que estás lamiendo sus nalgas mientras tus dedos se clavan en la parte externa de ellas. Tu lengua puede ser dura y suave. Prueba a lamer las diferentes partes del cuerpo de tu pareja con diferente intensidad en cada momento. Hazlo de diversas maneras: dibujando líneas rectas o haciendo circulitos, realizando un barrido o haciendo cosquillas. Y tened en cuenta una cosa: del mismo modo que un beso puede ser mutuo o no, también los besos en el cuerpo pueden serlo. Buscad una postura que os permita eso: besar vuestros cuerpos al mismo tiempo. Y al hacerlo tener en cuenta que la partes posterior de las rodillas, el interior del codo, la parte posterior del cuello, la garganta, los pies, las manos, la columna vertebral, los pechos y el abdomen son zonas muy sensibles a la caricia, el beso, el lamido o el rascado.